lunes, 18 de mayo de 2009

APUNTES SOCIOLÓGICOS (8° Parte - B)


Breve desarrollo de los conceptos estratificación social, clases sociales, y estructura socioeconómica de Argentina

Clases sociales, movilidad social y estructura socioeconómica en Argentina

Sobre clases sociales podemos encontrar dos grandes posturas teóricas. La primera, es el enfoque funcionalista que considera que la estratificación social es funcional para el sistema social; la segunda, es el enfoque conflictivo que se basa originariamente en la concepción marxista.

A su vez, los indicadores sociales, son datos de la realidad que la sociedad toma en cuenta para asignar “status” social.

Para Marx los indicadores sociales de mayor interés son los que definen las relaciones que los miembros de la sociedad tienen con los medios de producción, como serían la propiedad o el ingreso económico.

Max Weber, en cambio, diversifica más la naturaleza de los indicadores sociales que deben tomarse en consideración, propone el prestigio social, la educación y el poder político. Considera a la propiedad, el poder y el prestigio como tres bases separadas, aunque interdependientes, que generan distintas jerarquías en la sociedad, formando una “situación de status”.

Weber distingue dos conceptos: “clase social” y “situación de clase”. Este último término, entiende a una persona o grupo social que obtiene un suministro determinado de bienes, condiciones externas de vida y experiencias vitales, en la medida en que ésta probabilidad este determinada por el tipo y la cantidad de poder, o la falta de éste, para disponer de bienes o habilidades para obtener ingresos en un orden económico dado. Por su parte, clase social, se refiere a la persona o grupo de personas que se encuentran en la misma “situación de clase”.

Tipologías de clases sociales

La concepción funcionalista toma las diferencias ocupacionales como referencia de los diferentes “status”. La concepción marxista que divide la sociedad capitalista en las dos grandes clases de burgueses y proletarios también ha sabido introducir diferenciaciones más minuciosas, como es la de las personas que viven de salarios, de beneficios o de rentas según efectúan la utilización de su fuerza de trabajo, su capital o su propiedad territorial, es decir, de los distintos medios de producción. Sin embargo, la tipología de mayor utilización es la clásica de clase alta, media y baja.

Movilidad social

Este concepto refiere al desplazamiento o cambio de posición social, que ocurre a una persona o conjunto de personas dentro de la estratificación social. Debe distinguirse la movilidad social de la física o geográfica que consiste en un desplazamiento territorial y que se denomina migración si ocurre dentro de un mismo país, y emigración (salida) – inmigración (llegada) cuando sucede entre dos o más países.

La movilidad física o geográfica por sí sola no constituye movilidad social pero puede serlo siempre y cuando el cambio territorial de las personas les ocasione también cambios de posición social o “status”.

Tipos de movilidad social: vertical y horizontal

Se denomina horizontal el cambio que se produce de un conjunto social a otro pero dentro del marco del mismo nivel social o “status”. Mientras que vertical se denomina al desplazamiento o cambio, de un nivel social a otro, de una clase social a otra, con lo cual se modifica la posición social (“status”). Puede ser ascendente, de un nivel social inferior a uno superior, o descendente, de uno superior a uno inferior.

Estructura socioeconómica en Argentina

Según Agulla en el país coexisten tres sistemas de estratificación social: 1) prevalece la estructura social-clasista, típica de las sociedades nacionales industriales, fundamentada en el poder de la riqueza; 2) subsiste residualmente en las zonas rurales la estratificación de tipo estamental basada en la tenencia de la tierra; 3) lentamente emerge en las grandes concentraciones urbanas la estratificación social fundado en los status ocupacionales que deriva del poder de la capacitación ocupacional.

La primera distinción se da entre carácter urbano y rural, el 86,9% de la población es urbana y el 13, 1% es rural.

Por un lado, en la estructura socioeconómica rural la tendencia de la tierra, el control y su explotación son los elementos que clarifican y caracterizan la estratificación social rural.

El estrato alto son los propietarios de más de dos mil hectáreas. Representan el 1% de la población rural pero poseen el 70% de las tierras de todo el país. Generalmente viven en las grandes ciudades.

El estrato medio alto lo constituyen propietarios y arrendatarios que explotan tierras que oscilan entre 200 y 2000 hectáreas. Conforman el 12% de la población rural y poseen el 20% de la tierra disponible. Viven en el campo y junto a algunos profesionales de los pueblos, los administradores de grandes propiedades y algunos comerciantes son de hecho el estrato alto rural.

El estrato medio bajo lo forman los propietarios y arrendatarios pequeños que viven y trabajan en el campo. Son los denominados chacareros que explotan tierras de menos de 200 hectáreas y que realizan sus trabajos junto a su familia. Forman el 39% de la población rural y poseen el 10% del total de la tierra. Constituyen el estrato más conservador en relación o innovación a las individualizaciones tecnológicas.

Los estratos bajos lo constituyen los peones asalariados de los propietarios grandes y medios. Se suman aquellos que trabajan en las cosechas. Son el 48% de la población, no obstante, esta se redujo por las continuas migraciones hacia las zonas urbanas.

Esta estratificación recibió mutaciones desde 1970 debido a las transformaciones tecnológicas. Ellas son: 1) grandes conglomerados económicos que adquieren tierras atraídas por la productividad agrícola; 2) emergen los estratos de los contratistas agrícolas mecanizados que venden servicios de laboreo y cosecha, y reducen los arrendamientos de largo plazo. Estas empresas exceden el modelo familiar y se asocian con actores agrarios (inversores, contratistas, tamberos).

Por el otro, la estructura socioeconómica urbana tiene centros urbanos chicos: la estructura del poder es controlada por estratos tradicionales, los estratos intermedios se dedican al pequeño comercio, la burocracia estatal y las actividades artesanales.

Los estratos bajos cumplen las funciones manuales, son economías de consumo interno. En cambio, en las ciudades donde se desarrollan la industria y el comercio, se elevó el nivel educativo y los ingresos de la población prevalece una estructura clasista fundada en el poder económico. Emerge en las grandes ciudades la estratificación por status ocupacionales y aún quedan residualmente elementos de la sociedad estamental como el patriciado.

Los estratos altos representan el 1,2% de la población. Lo constituyen: a) el patriciado: que asienta su poder en la explotación del sector primario; b) la burguesía industrial, comercial, y financiera, que actualmente concentran el mayor poder económico y político; c) la dirigencia compuesta por altos funcionarios y profesionales que ocupan cargos ejecutivos de administración y gerenciamiento. Este estrato controla más del 65% de la producción y del 50% de los obreros y empleados del país.

Los estratos medios altos están conformados por los propietarios de industrias menores y comerciantes, que desarrollan el 30% de la producción y tienen a su cargo el 40% de los obrero del país, y por los altos funcionarios del Estado, profesionales y técnicos que tienen un relativo poder en la estructura política.
Los estratos medios bajos están integrados por los pequeños comerciantes e industriales, y por los empleados medios estatales o privados.

Los estratos bajos se constituyen por los obreros e industriales calificados, los trabajadores manuales y de servicio, y por los operarios y empleados técnicos calificados, que son el 50% de la población actual del país.

El último escalón de los estratos bajos (10%) lo ocupan los marginales, que son los sectores de bajo nivel educativo (migrantes internos e inmigrantes de países limítrofes) que por diversas razones no fueron incorporados al sistema productivo. Viven en las villas de emergencia en las grandes ciudades.

Distribución de actividades productivas en primarias, secundarias y terciarias. Participación en el Producto Bruto Interno (PBI)

Las actividades primarias están destinadas a recoger los productos de la tierra: cultivos, árboles, minerales, pesca, ganadería, entre otros. Todos esos productos constituyen las materias primas. Una vez obtenidas sólo una parte de ellas se consume y el resto modifica los recursos de las materias primas o de los bienes intermedios en bienes terminados. Esta segunda actividad productiva se llama secundaria. Cómo una panadería transforma la harina en pan, es un ejemplo de esto.

Una vez cumplida esta etapa, los productos elaborados se consumen en forma directa. Deben realizarse tareas de distribución para alcanzar los productos a los consumidores. Esta es la etapa de los servicios entre otros (transporte, bancos, tiendas, bares). Los intermediarios son tan necesarios como las actividades primarias y secundarias. Toda la etapa que abarcan los distintos servicios se llama actividad terciaria.

El porcentaje de población activa en cada rama de la producción es un índice del desarrollo de la sociedad. En una sociedad tradicional su estructura se halla dominada por la producción primaria. A su vez, la tenencia de la tierra constituye un factor de poder.

En cambio, en una sociedad moderna tiene importancia decisiva la actividad secundaria, altamente especializada y diversificada bajo la forma de una industrialización masiva, sostenida por una tecnología sofisticada y en constante perfeccionamiento, que extiende la división del trabajo. Los consumos son elevados y variados y ello desplaza recursos hacia la actividad terciaria.

Conforman el producto bruto interno (PBI) los bienes y servicios finales producidos por una economía durante un año. En los países desarrollados el promedio de participación de los sectores primarios representa el 4% del PBI. A su vez, el sector secundario integra el PBI en un 37% mientras que el sector de servicios constituye el 59%.

En los países desarrollados el promedio de participación de los sectores primarios representa el 4% del PBI. A su vez el sector secundario integra el PBI en un 37% mientras que el sector de servicios constituye el 59%.

En los países subdesarrollados la producción primaria genera el 17% del PBI, la producción industrial el 36% y el sector terciario representa el 47%.

Leandro Mata
(Marzo 2009)

BUENOS AIRES ESQUINA VIETNAM (Última parte)


Lo peor es acostumbrarse

El lunes 1° de diciembre extrañamente amaneció lloviendo y la temperatura bajó unos cuantos grados en relación a los días anteriores. Tamaña manifestación ambiental me puso –también extrañamente- de buen humor. Mientras desayunaba, el ruido de un papel pasando por debajo de mi puerta llamó mi atención. Eran las expensas de mi nuevo hogar.

La necesidad de pagar me alertó que en días mas cobraba mi sueldo y no pude evitar pensar y repensar el dilema moral que significa trabajar de algo que no soporto hacerlo, en un lugar del que no quiero formar parte pero debo pertenecer porque hay que comer. La insatisfacción se deshizo cuando asomé mi cara por la ventana y un pibe de no más de 14 años tiraba de un carro lleno de cartones en dirección a avenida Rivadavia. Recordé la vieja frase de mi madre, un tanto conformista por cierto, de que hay otros que están peores que nosotros.

“La radio pone fuego a la lenta cumbia” dice un tema de uno de los últimos trabajos de Spinetta y yo pienso que la frase fue hecha a la medida de Balvanera. Sobre calle Yrigoyen un bar escupe olor a minutas, y puertas adentro, suena a todo trapo música tropical con ritmo a periferia, mientras se escucha discutir a dos hombres pasados de copas. Son apenas poco más de las tres de la tarde y el agua no es excusa para que la ciudad afloje su ritmo. Amenazo con poner un pie en la calle y la lluvia parece advertirlo y caer con más fuerza, pasa un taxi y no dudo en frenarlo, es mi franco y por más que llueva, necesito despejar mi cabeza frente a una rutina que comienza a ahogarme.

-¿Ves este qué está en la esquina con estos dos? Bueno, estos son pungas. Son de la zona y siempre se juntan acá o sobre La Rioja. Vos ahora no te das cuenta porque sos nuevo pero con el tiempo vas a empezar a fijarte en esto que te digo.

Lo confieso: el hombre no habló sólo o porque sí. Que el tachero dijera lo que dijo, fue producto de mis prejuicios, de lo que veo en la tele, del miedo que consumen mis ojos y mis sentidos, sino, ¿qué otra cosa me podría haber llevado a preguntarle si el barrio es seguro o no? Ninguna. Además, ningún joven de 24 años haría esa pregunta de padres de 50. Pero yo la hice y obtuve como respuesta lo que todo pasajero de taxi quiere escuchar, que sí, que es más inseguro de lo que creo y puedo llegar a imaginar. En fin, lo que leyeron.

-¿Vos sos del interior? Bueno, cuando juntes unos mangos, anda pensando en mudarte. Este barrio es una mierda. Acá la vida vale dos pesos, te linchan por un par de zapatillas sea la hora que sea. Los códigos se perdieron hace rato.

Pagué, me bajé del taxi y la paranoia era un tanto más grande que veinte cuadras atrás. No importa, la gente por estos lados se acostumbra a convivir con eso, con la muerte a la vuelta de la esquina, con la sensación de miedo y con la inseguridad y desconfianza en el que camina delante y detrás de uno. Si no te gusta, te vas.
Dentro de otro ecosistema un tanto mas aristocrático, advertí en un coqueto ascensor de un edificio de Recoleta el identikit de un violador que desde hace unos días merodeaba por la zona. El boceto explicaba detalladamente como procedía el desconocido y finalizaba rogándole a los vecinos del barrio que se cuidaran entre ellos.

De vuelta a casa, caminé. Con un miedo indescriptible, de esos que te hacen apurar cada vez más los pasos, pasé por las esquinas que no debía pasar, sólo me pidieron monedas que no tenía. Llegué a casa y agradecí estar vivo. Frente al espejo confirmé que me estaba transformando en alguien que no quería ser, que CNN estaba ganando la batalla y me estaba convirtiendo en uno más de sus seguidores.

Prendí la tele y con tristeza contemplé como se debatía en la Corte Suprema, un proyecto de ley para bajar la imputabilidad de los menores de edad hasta los 14 años, en delitos graves, pero no me extrañó que así fuera, ni que la sociedad esté de acuerdo con ello. Tampoco me sorprendió que en las calles los afiches de los políticos hicieran tanto hincapié en la inseguridad y propongan crear más cárceles. Después de todo y a esta altura de mi estadía, la vorágine capitalina me había contaminando más de la cuenta.

La calle está dura- Si es por buscar, mejor que busques lo que nunca perdiste.

A veces pienso que las palabras con la que Martín Caparrós da comienzo a su libro de crónicas “El interior”, le quedaban calzadas al que era por ese entonces mi presente. Para cuando comenzaba a desayunarme con la capital, además de estar leyendo a Caparrós buscaba trabajo como periodista en algún rincón de la ciudad.

Para tal fin, había decidido comenzar con patotear a comunicadores de renombre en las mejores radios de la ciudad. El 151 en Rivadavia y Saavedra me depositaban en dos de ellas, la Rock and Pop y la Metro. No era la mejor manera de hacerlo, pero de alguna forma se tiene que empezar cuando se carece de medios diplomáticos que te acerquen a ello.

Colegiales es un barrio que rara vez sale en la tapa de los diarios. Tiene sus rollos como todo espacio cercado por instituciones, espacios verdes y gente con pulso en las calles, pero acá el clima es más tranquilo y se siente cierto aire a siesta y reposo dominical. Esto, claro está, tomando como referencia a Once. Lo sé, las comparaciones son odiosas.

Un curriculum en la mano y otros escondidos en el morral. La táctica era primitiva: hacer guardia fuera de La Metro y esperar que alguien de renombre salga
para abalanzarme sobre él y pedirle una oportunidad. Fernando Peña fue la víctima.

- Fernando, ¿cómo estas?, te quería dejar mi curriculum, soy Comunicador Social y hace poco que llegué a Capital para probar suerte.
- Bueno, damelo y si te necesito, te llamo.
- Mirá, a mi me gustaría aprender y ganar experiencia en esto. No me importa que no me paguen, quiero hacer carrera.
- No. Gratis no. Gratis nunca. Yo si te necesito te llamo, pero gratis no vas a trabajar conmigo.

Peña se sube en la parte trasera del C5 y su chofer arranca por la calle Conde, en dirección a Palermo. A contramano, me dirijo hacia Virrey Conesa y Loreto, a dejar otro curriculum a la productora PPT, mientras pensaba que ya se hacia la hora de volver para Balvanera y tomar la combi hasta Ezeiza.

En la productora me atendió Bárbara, una secretaria de turno. Le dije el mismo speach y me dijo que solían tomar gente pero no en esta etapa del año

-Igualmente lo dejo junto a los otros y ellos verán si te llaman

“Lo dejo junto a los otros” fue lapidario. En sí misma, la frase no guarda ninguna connotación, pero leyendo entrelíneas, se puede apreciar que ese “los otros”, habla de miles de personas que conviven con la misma angustia, la de no ser nadie en un mundo de gente que no es nadie. La sensación de que Buenos Aires te da todo, menos lo que necesitas

De vuelta a la parada del 151, sonó mi celular. Sobre la pantalla, figuraba la leyenda “Privado”. Supuse que era muy temprano para recibir el llamado de Peña, pero atendí con cierta esperanza ilusa:

-¿Germán?
-Si, ¿quién habla?
-¿Qué tal? Julián del departamento de Recursos Humanos del Duty Free Shop te habla.
-Si, decime.
-Mirá, te quería llamar para evitar que te vengas para acá y te comas el garrón… Vos sabés que con este tema de la crisis tenemos que recortar personal y en situaciones como estas, priorizamos a aquellas personas que tienen mayor tiempo en la empresa. Yo te quería pedir disculpas, pero vamos a tener que prescindir de tus servicios. No es que no estemos conforme con tu trabajo, pero es mala suerte y son los tiempos que nos tocan vivir.
-Entiendo.
-En estos días te va a estar llegando el telegrama de despido y los chicos de Recursos, te van a hacer la liquidación final para que la pases a buscar.
-Ok. (Silencio Stampa)

De vuelta a Balvanera, no recuerdo con exactitud en que pensé. Son esos viajes donde la mente está en blanco y la cabeza se apoya contra algunos de los vidrios.

Cerca de La Rioja y Rivadavia, recordé la frase que decía que Dios estaba en todos lados pero atendía en Capital y no me extrañó que por estos lados cada día haya más ateos, después de todo, yo me había convertido en uno de ellos. Con 40 grados de sensación térmica, aquel mediodía de diciembre, volví a masticar la bronca de saber que las cosas no me estaban saliendo como quería, justo en el momento en que abría la puerta de mi casa y me enteraba que debido a las altas temperaturas y la crisis energética, el Gobierno Nacional me había cortado la luz. Bienvenido a la gran ciudad.

Germán Uriarte
(Diciembre 2008)

APUNTES SOCIOLÓGICOS (8° Parte - A)


Breve desarrollo de los conceptos estratificación social, clases sociales, y estructura socioeconómica de Argentina

Estratificación social

La estratificación social puede definirse como el proceso en virtud del cual una sociedad determinada queda dividida en diversos agregados (llamados estratos), cada uno de los cuales entraña un grado diferente de prestigio, propiedad y poder.
En toda sociedad los contrastes (entre altos y bajos, ricos y pobres, poderosos y débiles) constituyen la sustancia de la estratificación social.

Funciones: adaptación e integración a la sociedad

La tradición europea mantiene la idea de que la estratificación social es el elemento estructural básico de la vida social. Los estratos sociales se presentan integrados en un sistema (se hallan interrelacionados entre sí), en un ordenamiento vertical, jerárquico, en el que aparecen caracteres propios diferenciales entre ellos, pero homogéneos internamente, que definen agrupamientos sociales diferentes. Los estratos sociales son agrupamientos sociales reales e históricos que se dan en comunidades y sociedades.

Tipos de estratificación social: características

Hay cuatro sistemas de estratificación social que se han presentado en el curso de la historia. 1) Sistema de castas; 2) estamentos; 3) clases sociales; 4) status ocupacionales.

Cada uno de ellos, se basa en una relación de poder distinto, el primero es un principio religioso (hierocrático), el segundo en un principio familiar (aristocrático), el tercero en uno económico (burocrático) y el último en uno ocupacional (tecnocrático).

Cada sistema familiar corresponde a un sistema de estratificación social: en las comunidades, el sistema de castas con familias ancestrales o el sistema de elementos con familias patriarcales. En las sociedades, el sistema de clases sociales con familias patrimoniales o el sistema de status ocupacionales con familias generacionales.

Sobre las castas, vale decir que, sus principales características son su rígido orden jerárquico, las tajantes diferencias entre las castas, el status atribuido desde el nacimiento y virtualmente inalterable, la mínima o inexistente movilidad individual y las relaciones institucionalizadas.

La sociedad hindú está generalmente dividida en cuatro castas principales: los sacerdotes, los guerreros, los mercaderes y los campesinos. Otras características son: 1) la pertenencia a una casta es hereditaria; 2) el matrimonio está generalmente restringido al seno de una misma casta; 3) la mayoría de las relaciones entre miembros de diversas castas están definidas y limitadas por las reglas de las castas; 4) las castas están por lo general referidas a la ocupación; 5) la falta frente a las exigencias de las castas puede significar la expulsión y la pérdida de todos los lazos que supone la pertenencia al grupo; 6) cada casta tiene un cuerpo central organizado que impone las reglas del grupo; 7) la movilidad en la sociedad de castas, salvo en la que concierne a quienes han perdido su casta es, por lo común, más bien colectiva que individual.

Estamentos

Los estamentos eran parte del feudalismo europeo, pero también existieron en muchas otras civilizaciones tradicionales (Grecia clásica, Roma pre imperial, familias patriarcales latinoamericanas).

Los estamentos han tendido a desarrollarse dondequiera que hubiese una aristocracia tradicional basada en la nobleza del nacimiento. Es el sistema típico de la sociedad feudal, en la cual la riqueza estaba determinada por la propiedad de la tierra.

Las normas y regulaciones son específicas de los estamentos con privilegios (fueros). El privilegio es hereditario, por eso los fueros son respetados por la tradición familiar. Lo definitorio de este sistema de estratificación es el carácter de los fueros.

Los estamentos que formaban este sistema de estratificación eran: la nobleza, el clero, y el estado llano o tercer estado (plebeyos, siervos, campesinos libres, mercaderes y artesanos). La nobleza constituía una aristocracia militar encargada de gobernar y brindar protección a sus dominios.

El clero estaba constituido por una elite de intelectuales encargado de las necesidades espirituales y administrativas; eran letrados y cumplían una función docente. Los campesinos estaban encargados del trabajo rural, bajo la opresión del señor feudal.

Este sistema abarcó un período muy largo, fijando su constitución definitiva hacia los siglos XI y XII, precedida por una fase de preparación muy lenta que se inició con la caída del Imperio Romano.

Clase social

Es un agregado de individuos con poder, ingreso, propiedad y ocupación semejantes o de algún modo equivalentes dentro del sistema de desigualdad general de una sociedad. Son los estratos característicos de las sociedades modernas e históricamente nacieron con el capitalismo, el cual acabó con el sistema anterior de desigualdad que dividía a la sociedad en estratos feudales o estamentos.

Las clases sociales: a) son legalmente abiertas, pero, en realidad semi cerradas; b) antagónicas entre sí; c) solidarias para con sus miembros; d) semi organizadas, pues hay ausencia de organización formal; e) semi conscientes de su propia unidad y existencia, salvo momentos de crisis o para ciertos grupos reducidos; f) unidas por lazos económicos y ocupacionales.

Una de las bases fundamentales de las diferencias de clase se hallan en las desigualdades de salario y de condiciones de trabajo: éstas afectan a todas las personas de una categoría ocupacional específica, como resultado de las circunstancias económicas derivadas de la economía como totalidad.

Status (concepto) e Indicadores de status: Tipos adscriptos y adquiridos


Se define status al prestigio social de una persona; cada posición y su papel correlativo son evaluados por los miembros de una sociedad como superiores o inferiores y suponen una cierta dosis de prestigio y respeto.

En una sociedad simple y homogénea, con una limitada división de trabajo, el status se deriva frecuentemente de las cualidades personales. La distinción personal puede contribuir a una mayor preeminencia de la familia o grupo de parentesco del individuo, pero sólo cuando dicha prominencia es institucionalizada como propicia o adecuada para un papel particular es cuando aparece la estratificación.

Status ocupacionales

A partir del presupuesto histórico de la expansión de la cultura tecnológica la teoría afirma que la estratificación social fundada en clases sociales será superada por una nueva estratificación social fundada en status ocupacionales: que el poder de la riqueza será superado por el poder de la capacitación ocupacional y que por esa razón formal, que es la razón de ser de la sociedad burocrática, que prevé y calcula el futuro (allí está el poder de la riqueza), va a ser superada por la razón operativa, que es la razón de ser de la sociedad tecnocrática, que regula y controla el futuro (allí está el poder de la capacitación).

Las relaciones entre niveles de status son sólo relaciones de funciones que se manifiestan en prestigio, fama y rango social.

En Argentina todavía existe prevalecientemente una estratificación social clasista. Pero también existen estratos sociales pertenecientes a este sistema ocupacional (ejecutivos, managers, profesionales, técnicos, operarios). Precisamente porque tales estratos existen y porque los mismos tienden a imponerse paulatinamente a medida que se avanza en la recepción de la cultura tecnológica y en la integración de la sociedad tecnocrática, es que son necesarias estas nuevas categorías para ordenar las ocupaciones, ya que permitirán ver la estructura ocupacional desde un modelo prospectivo que presupone esa cultura y esa sociedad.

Explicación funcionalista de clases sociales. Límites y existencia real de las clases, necesidad de la estratificación social

Cuando se estudian las culturas del mundo se advierte que ninguna sociedad carece de clases, todas están estratificadas. Existen algunas comunidades primitivas tan pequeñas, que no aparecen en ellas estratos de clase y la organización social se basa casi por entero en la edad, el parentesco y el sexo; pero incluso en ellas la jefatura, la hazaña individual y la propiedad de clan o de familia introducen una estratificación incipiente. En cuanto se llega a mayores dimensiones y complejidad aparece de modo inconfundible la estratificación.

En la teoría funcionalista el sistema de estratificación social es visto como un sistema de motivaciones, como un mecanismo que posee la sociedad para estimular a los más capaces a desempeñar papeles más difíciles con el fin de que la sociedad funcione eficazmente.

Concepción marxista de las clases sociales, burgueses y proletarios, fuerza de trabajo, y propiedad de los medios de producción


La historia de todas las sociedades es la historia de las luchas de clases. Toda la sociedad se va dividiendo cada vez más en dos grandes campos: la burguesía y el proletariado.

La burguesía que según Marx ha sometido el campo al dominio de la unidad, ha creado urbes inmensas, ha aumentado enormemente la población, ha subordinado el campo a la ciudad, igual que los países bárbaros a los civilizados, los pueblos campesinos a los pueblos burgueses, el Oriente a Occidente.

El proletariado es la clase social, dice Marx, que consigue sus medios de subsistencia exclusivamente de la venta de su trabajo, y no del rédito de algún capital.

El proletariado nació a raíz de de la revolución industrial que se produjo en Inglaterra en la segunda mitad del siglo XVIII y se repitió luego en todos los países civilizados. Dicha revolución se debió al invento de la máquina de vapor, de las diversas máquinas de hilas, del telar mecánico y de toda una serie de otros dispositivos mecánicos.

Son dos clases antagónicas: Por un lado, la de los grandes capitalistas, que son ya en todos los países civilizados casi los únicos poseedores de todos los medios de existencia, como igualmente de las materias primas y de los instrumentos de trabajo (máquinas, fabricas, etcétera) necesarios para la producción de los medios de existencia. Esta clase es la de los burgueses o burguesía.

Por el otro, la de los desposeídos, de los que en virtud de ello se ven forzados a vender su trabajo a los burgueses, a fin de recibir a cambio los medios de subsistencia necesarios para vivir. Esta es la clase del proletariado.

Marx advierte otras clases intermedias o de “transición” constituidas por el pequeño industrial, el pequeño comerciante, el artesano, el campesino, pero las llama conservadores o reaccionarias y no revolucionarias, pues, aquellas sólo pretenden volver atrás la rueda de la historia. Sólo el proletariado es una clase revolucionaria que se enfrenta a la burguesía. Para Marx la relación entre las dos clases señaladas es de explotación.

Sociedad comunista: lucha de clases, revolución social, dictadura del proletariado


El objetivo inmediato de los comunistas es la constitución de los proletarios en clase, el derrocamiento de la dominación burguesa, y la conquista del poder político por el proletariado.

La lucha de clases se despliega a través de los frentes económico, político e ideológico. Las huelgas económicas, como forma de lucha directa por el mejoramiento de la situación de los obreros en el marco del régimen capitalista, aglutinan a éstos haciéndolos ver la necesidad de la contienda política, cuya importantísima finalidad es derrocar el poder de los explotadores e instaurar el poder de la clase obrera y del pueblo trabajador.

La lucha ideológica libera a la clase obrera de los conceptos dominantes en el capitalismo, permite a los proletarios y trabajadores tomar consciencia de su situación en la sociedad burguesa y determinan las vías y medios para la emancipación social de todos los oprimidos y explotados. Para poder producir una revolución socialista, es necesaria la presencia de una situación revolucionaria, la cual se expresa en que “los de abajo” no quieren ya vivir como antes, y “los de arriba” no pueden ya seguir gobernando a la antigua. La situación revolucionaria requiere consciencia y disposición revolucionaria y una elevada organización de la clase obrera y sus aliados (las amplias masas trabajadoras no proletarias) indispensables para el asalto al régimen capitalista.

La revolución socialista tiene como objetivo dar fin a la dictadura de la burguesía e implantar la dictadura de la clase obrera, cuyo principio supremo es la alianza de la clase obrera con las amplias masas trabajadoras, el campesinado.

La lucha entre el proletariado y la burguesía únicamente puede ser zanjada mediante una revolución, pues ninguna clase explotadora dominante abandonó jamás el poder en forma voluntaria. Y esta revolución no deberá ser nacional sino que se producirá simultáneamente en todos los países civilizados, pues la gran industria al crear el mercado mundial, ha unido estrechamente a todos los pueblos civilizados, donde cada uno depende de lo que ocurre en la tierra del otro.

Según este autor, esta revolución será paulatina y acabará con la propiedad privada sólo cuando se haya creado la necesaria cantidad de medios de producción.
Para Marx la dictadura del proletariado es una necesidad durante la transición del capitalismo al socialismo, es decir, mientras existan clases explotadoras, la propiedad privada y vestigios del capitalismo en la economía. En la sociedad comunista consolidada, donde sólo hay clases amigas, los trabajadores de la ciudad y del campo, cuyas diferencias van poco a poco extinguiéndose, la dictadura del proletariado desaparecerá gradualmente. Una vez que hayan desaparecido las diferencias de clase y se haya concentrado toda la producción en manos de los individuos asociados, el poder público perderá su carácter político.

Leandro Mata
(Marzo 2009)

BUENOS AIRES ESQUINA VIETNAM (2° Parte)


Va a estar bueno Buenos Aires

De chico cuando venía a Capital me pasaba el día mirando los edificios y las autopistas. Siempre me llamaron la atención esas estructuras exageradas y monstruosas que todo niño de pueblo ve por primera vez. De grande, cuando vine a estudiar a La Plata y en alguna escapada de fin de semana me venía para Capital, mi asombro por las mismas cosas seguía vigente. Siempre creí que con Buenos Aires me iba a llevar bien, que entre ambos íbamos a mantener una especie de romance y complicidad. Mas tarde, la realidad me diría que Buenos Aires no se iba a dejar besar.

Macarena gira sobre su eje y de cara a un puesto de diarios, revolea su cadera en un claro gesto de invitación sexual, frente a un chofer de la línea Plaza que mordiéndose los labios, levanta sus cejas para alertar al diarero que la joven está infernal. Macarena no llega a los 18 años y está acompañada por otras dos mujeres de su misma nacionalidad: panameña.

Las tres ostentan un mismo objetivo y una forma en común de llegar a él: ofreciendo su cuerpo. En Once el término pedofilia está por venir, es como uno de esos celulares que por Internet anuncian las compañías japonesas de tecnología avanzada pero que al país van a tardar algunos años en llegar. Al menos, eso indica la actitud del policía que con la misma cara avala las observaciones del colectivero.

De las tres, la que más llama mi atención y no por ser pedófilo es Macarena. Hacía ella me dirijo, mientras un séquito de miradas masculinas me miran con cara de envidia, y otro de miradas femeninas, lo hacen con cara de asco. La gente sólo piensa en eso.

En eso también piensa Macarena y sus dos acompañantes que a modo de guardaespaldas me avasallan y la regentean de la mejor manera posible. Como mis intenciones son otras, con cara de decepción las que más tarde me enteraría que eran su madre y su tía se hacen al costado en busca de mejor suerte y recién ahí, la joven se suelta… y no de ropa.

-Estoy en el país desde los ocho años. Vine con mi mamá, mis tías y mis dos hermanas traídas por un hombre que se dedicaba a la trata de personas. Argentina era ante todo la posibilidad de ser alguien, de crecer para volver a nuestro país con dinero para salir adelante.

Once es contradicción por naturaleza. Es la bocanada de aire entre un tumulto de gente con historias forzadas y pasadas que asfixian, pero a la vez puede llegar a ser el Tupper de una sociedad que no termina de desarrollarse. Y que te quedes o no dentro de él, dice muchas cosas. Para algunos, plaza Misserere puede ser el refugio frente a un pasado que no se quiere volver, para otros, en cambio, significa el estancamiento, el caminar con la insatisfacción en la cara de que no se está pasando por un buen momento y que uno merece más de lo que tiene. Pero Buenos Aires no ofrece tiempo para lamentos y en consecuencia la vida sigue, del trabajo a tu casa, o a tu refugio, o a la escalera del subte, si es posible con la panza llena, que te garantiza 24 horas más de vida. Mañana vemos.

-Cuando llegue acá mucho no entendía, era muy pequeña y cuando es así no tenes noción de las cosas, siempre se especula con un mejor futuro para volver a Panamá, pero después empezás a crecer y las cosas que antes creías que ibas a hacer para volver a tu país, se transforman en cosas que haces para comer. Ahí las cosas cambian, y mucho.

El sol partía la tierra de aquel domingo 30 de noviembre y las miradas de su madre y su tía se clavaban sobre mí con un tono desafiante. Me despedí de Macarena y enfilé hacia la calle Catamarca, tenía hambre y a las tres de la tarde tenía que estar en Ezeiza para cumplir con mi jornada laboral.

Acá hay que vender

En cierta forma plaza Misserere y el aeropuerto de Ezeiza se parecen. En ambos se puede encontrar gente de las más variadas nacionalidades, se pueden comprar infinidades de cosas sin tener que abonar el impuesto del producto y hasta se podría decir que en ellos, millones de personas dejan atrás historias pasadas para partir en busca de un mejor futuro. Ahora bien, hay una diferencia que marca a fuego los dos lugares: contrariamente a la gente que camina por Once, la que lo hace por el aeropuerto vive una realidad totalmente distinta y tiene mucho más que las próximas 24 horas aseguradas en su vida.

Llegué a trabajar como vendedor del Duty Free Shop gracias a un amigo que se desempeñaba dentro del departamento de recursos humanos de la empresa. Para cuando ingresé dentro de la misma, mis planes eran permanecer poco más de tres meses como vendedor, para después pasar a integrar un puesto en recursos como encargado de la comunicación interior y poder así, desempeñarme dentro de un área para la cual había estudiado.

Hay algo que por sobre todas las cosas hay que saber hacer para formar parte del plantel del freeshop. La misma es vender. No importa qué, ni cómo, ni a quién. Hay que vender y punto, porque si se vende, se trabaja y si se trabaja, se come y si se come, todos somos felices y no hay tutía.

Miles de portugueses invaden por día los locales del freeshop, también alternan entre ellos, asiáticos, europeos, norteamericanos y algunos personajes famosos de la farándula local, pero la gran mayoría de los turistas provienen de Brasil.

En el aeropuerto todo es escándalo y show. Están las mejores marcas, la mejor seguridad, las mejores promotoras, la alta sociedad, los bajos instintos, los mejores caprichos y los precios en dólares. El paisaje es parecido a esos lugares del mundo que en vísperas de la visita de algún personaje de relevancia mundial -como el Papa o Bush-, limpian y corren la pobreza del lugar hacia algún rincón de la periferia urbana. Para verla, hay que retroceder sobre la Richieri y entrar en Ciudad Evita o desviarse a Monte Grande. Pero si usted quiere apreciar la pobreza, Ezeiza no es el mejor de los casos.

Allá, a veinte metros del sector de la relojería un vendedor y dos pasajeros brasileros se debaten por una camisa italiana de marca, uno de ellos se fastidia porque a la hora de pagar no encuentra su bording pass y pasaporte, mientras Pancho Dotto se enoja porque otro vendedor –que no soy yo- tarda más de un minuto en atenderlo y llevarlo hacia el lugar donde se venden los pañuelos Hermenigildo Zegna, a por lo menos 500 dólares cada uno. Yo hubiese tardado más, pienso, mientras me acomodo el cuello de mi camisa y no puedo evitar esbozar cierto gesto de rechazo ante los desagradables modales que detentan algunos personajes de la clase elitista. Por estos lados la ostentación es cosa de todos los días.

Germán Uriarte
(Diciembre 2008)

SPUNTES SOCIOLÓGICOS (7° Parte - C)


Breve recorrido por los conceptos grupo social e instituciones

Instituciones


Una institución es una configuración o combinación de pautas de comportamiento compartida por una colectividad y centrada en la satisfacción de alguna necesidad básica del grupo.

Las instituciones tienen como fin la satisfacción de una necesidad social. Las personas se asocian entre sí para hacer determinadas cosas y lo hacen a través de sus principales modos de comportamiento.

Los roles y relaciones están sujetas a modificaciones, aunque, los cambios institucionales son relativamente lentos.

Al ser la institución estructurada, organizada o coordinada, los componentes ejercen los roles y relaciones sociales combinando pautas de comportamiento y lo hacen de manera estructurada.

Cada institución es una estructura unificada, aunque sea interdependiente con otras instituciones, cada una influye en diversos grados en las otras.
Las instituciones están necesariamente cargadas de valor, sus pautas de comportamiento son códigos normativos de conducta expresados en reglas y leyes escritas que ejercen control sobre las personas.

Grupos e instituciones

El grupo es un pluralidad de personas que realizan instituciones, un ejemplo de esto es la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata, que está conformada por un grupo de personas que se encuentran sujetas a una normativa, y, por lo tanto, a un sistema ordenado de comportamiento, llamado “institución de enseñanza”.

Los elementos que configuran las instituciones son normas, costumbres y usos, es decir, modos institucionalizados de hacer cosas conjuntamente. Las personas se enlazan entre sí al realizar sus roles y procesos, y todos ellos tomados en conjunto son una institución.

Fines manifiestos y latentes

Las funciones latentes son las que contribuyen al ajuste o adaptación del sistema social y que, al mismo tiempo, ni son deseadas ni conscientemente reconocidas por los individuos que forman parte del sistema social. Por ejemplo, una tribu organiza ciertos ritos para lograr la lluvia en tiempos de sequía.
Las funciones manifiestas se refieren a las consecuencias que son buscadas y reconocidas por los participantes en el sistema dentro de una sociedad o dentro de grupos sociales.

Los cambios en las Instituciones: controles formales e informales que ejercen las instituciones

Los controles formales establecen ciertas medidas con la intención de producir la conformidad social, tales como decretos, ordenanzas y leyes públicas establecidas por la autoridad política; requieren de una elaboración cuidadosa, se promulgan, y son obligatorias para todas las personas que están sujetas a la autoridad de los legisladores.

En los controles informales las personas saben informalmente cuando su conducta es aceptable para los demás porque puede sentir la aprobación de sus cónyuges; sabe de modo informal cuando se la desprecia, ridiculiza o somete a algún grado de ostracismo social debido a su conducta no conformista.

El control institucional es la respuesta subconsciente del individuo al ambiente cultural. El comportamiento institucionalizado es lo que “hay que hacer”.

El control institucional varía en cuanto a su eficiencia de una sociedad a otra; varía dentro de una misma sociedad y de un período de tiempo a otro. Las personas ligadas a la tradición aceptan restricciones institucionalizadas de pautas de comportamiento con más facilidad que las personas de una sociedad dinámica e individualista. Los ancianos se conforman más establemente que los jóvenes con las formas institucionalizadas.

Grupos de presión e interés

Se considera que grupos de presión, es una colectividad organizada de personas que tratan de fomentar su propio interés especial dentro de la sociedad total. La función principal que tienen son las de promover los intereses de los asociados, interviniendo activamente, por ejemplo, en el ámbito público, económico, representando minorías raciales, técnicas, etcétera, incluyendo no sólo la defensa de intereses materiales sino morales, produciéndose una unificación de conductas que puede variar en su duración.

Respecto de los grupos de interés son aquellos que se forman en torno a intereses particulares comunes con la finalidad de defenderlos.

Los grupos de interés anómicos penetran en la sociedad en forma espontánea, son autorepresentativos, y carecen de una autoridad constante en la representación del grupo, ejemplo: tumulto, manifestaciones.

Los grupos de interés no asociativo son grupos de parentesco, técnicos, regionales, de status y de clase; carecen de un procedimiento organizado para establecer la naturaleza y los medios de articulación. No tiene continuidad en la estructura interna, ejemplo: camarillas, jefes religiosos.

Los grupos de interés asociativo representan explícitamente los intereses de un grupo, cuentan con profesionales de dedicación exclusiva y procedimientos establecidos para la formulación de intereses y demandas, ejemplo: sindicatos, grupos cívicos, organizaciones comerciales e industriales.

Los grupos de interés institucional son organizaciones formales, integradas por personal profesional con funciones políticas o sociales. Ejemplo: partidos políticos, burocracias, legislaturas, ejercito, iglesia.

La diferencia fundamental entre grupos de presión y de interés radicaría en que los primeros se encuentran fuera del aparato estatal, su fin concreto es influir en él, y son variables en su duración, pues se desvanecen al desaparecer el motivo que los reunió.

Burocracia

Conceptualmente se entiende el término “burocracia” como al gobierno de o por las oficinas. Esta palabra adquiere dos sentidos; uno positivo que refiere a un grupo de hombres que organizados para ello, realizan sobre la base de reglamentos y órdenes, una actividad determinada; y otro peyorativo, que denota ineficiencia y rutina, y connota la idea de algo innecesario y oneroso, además, que hace referencia a una administración pública desvirtuada o enferma.

No obstante, interesa la burocracia como grupo que tiene a su cargo la realización o ejecución concreta y práctica de los contenidos estatales o interesa considerarla en su relación con las funciones estatales en general, y en particular con la elaboración, toma y ejecución de las decisiones políticas.

Su actividad es reglada, carece de iniciativa, no dirige y no conduce. Su papel, con respecto a la decisión política, sólo es pasivo y es obediente ejecutora. La burocracia se ha tecnificado cada vez más.

El aumento cuantitativo de la actividad estatal y su consiguiente complejidad, exige su tecnificación, es decir, que se realice según reglas generales y seguras.
Los problemas que la burocracia origina, con relación al equilibrio institucional, a la jerarquía, coordinación y actividad de las funciones, responden al hecho que, además de condicionar las decisiones, concentran el poder. Jurídicamente su función está subordinada al poder político.

Esta situación se ve agravada por el hecho que los burócratas y tecnócratas tienen estabilidad y perdurabilidad en sus funciones, mientras que los gobernantes, ocupantes de los cargos públicos quienes toman las decisiones políticas, sólo tienen funciones temporarias.

Esto hace que los gobernantes que acceden al poder, tengan que recurrir a la experiencia de los burócratas y tecnócratas a los efectos de solicitarles el auxilio en la adopción de las medidas gubernativas, por ser estos conocedores acabados de las técnicas necesarias para llevar a cabo dichas medidas.

Por lo tanto, quienes deben ser meros ejecutores de las decisiones políticas se convierten así en condicionantes de las mismas, convirtiéndose en virtuales factores de poder.

Según Max Weber la burocracia se caracteriza por la racionalidad de las decisiones, la impersonalidad de sus relaciones sociales, la rutinización de las tareas y la centralización de la autoridad: a) unas zonas fijas y oficiales de jurisdicción para los miembros de las instituciones burocráticas; b) un sistema graduado y jerárquico de autoridad centralizada; c) un sistema central de registros; d) un conjunto de capacidades o pericia administrativa; e) una actividad del empleado que se considera oficial y que está enteramente separado de su vida privada; y f) unos reglamentos generales y sistemáticos que definen rígidamente el procedimiento a seguir en cada caso.

La burocracia es parte integrante de la división general del trabajo en la sociedad. Por ello se ha vinculado estrechamente con el sistema económico. La racionalización del trabajo ha estado unida a la burocratización de entidades políticas o de propiedad privada y pública.

La burocracia lleva consigo incontables disfunciones (nepotismos, soborno, injusticias administrativas, lentitud ocasional del procedimiento) pero su avance ha potenciado la eficiencia de los grupos secundarios que se valen de ella.

Tipos de instituciones

En la institución económica se proporcionan a la sociedad los bienes materiales y los servicios. Incluye la producción, distribución, cambio y consumo de los artículos.

La institución política actúa para satisfacer la necesidad de administración general y de orden público en la sociedad.

La institución religiosa permite al hombre establecer relaciones con Dios. Se manifiesta a través de creencias e incluye sistemas morales y éticos que indican lo que es bueno y lo que es malo en las pautas de comportamiento.

Y finalmente, la institución educativa implica el proceso sistematizado de socialización que tiene lugar, informalmente, en el hogar y en el cuadro cultural general, y formalmente, en la compleja organización docente de la sociedad.


Leandro Mata
(Marzo 2009)

BUENOS AIRES ESQUINA VIETNAM (1° Parte)


El lado B (o A) de Capital que el porteño prefiere ocultar

Vine a Buenos Aires, enamorado, destruido, psíquicamente al borde del desborde, a vivir solo y a trabajar de algo de lo que nunca había trabajado: como vendedor en el aeropuerto internacional de Ezeiza. Crónica de un fin de año agitado en Once, acerca de los riesgos de mudarse a la gran jungla de cemento, con una mochila de sueños y una realidad de pesadillas.

El sábado 22 de noviembre por la mañana esperaba un llamado que me dijera que en una hora -a más tardar-, la camioneta del padre de un amigo vendría a ayudarme para hacer las veces de flete y trasladar así, mis libros y electrodomésticos desde La Plata a Capital Federal. El sábado a esa hora el llamado llegó, pero la noticia era otra: la camioneta había sido robada.

Mis amigos me dicen que soy mufa. En realidad, tal afirmación nunca salió de la boca de mis amigos, sino de la mía propia. Es una especie de superstición que esbocé en una noche de asado y alcohol y que luego de dos o tres hechos infortuitos que protagonicé, ellos no dudaron en colgar de mi frente y cargar sobre mis espaldas el mote. A mí, -como a todo mufa- el sobrenombre me resbala, aunque debo admitir que en más de una ocasión me lo creí.

Bordeando el psicólogo llegué a la jungla de cemento. Siempre hay un punto en la vida de todo ser humano en donde más allá de que se sea sensible o detractor a los servicios de estos profesionales, uno especula seriamente con la necesidad de ser psicoanalizados.

Mudarse de ciudad no es asunto fácil. Hay dos motivaciones principales que hacen que alguien tome este tipo de decisiones. La primera se debe al coctel explosivo que combina un desengaño amoroso importante y su consecuente hartazgo de la ciudad en la que se convivía; la otra es la posibilidad de un futuro mejor que deviene de una mejor oferta laboral, y la misma, suele traer aparejado –con un poco de suerte- la apertura de un abanico de posibilidades y contactos en el mismo aspecto. Personalmente, estoy encasillado dentro de la segunda opción, con el agravante de saber que en la ciudad de las diagonales, dejaba algo más que un departamento vacío y un trabajo en negro.

Una Ford vieja y despintada con cabina de flete suplantó la Toyota Hilux, que según mi ultima charla con el damnificado, -quien desde hace una semana mantenía un duelo dialéctico con la aseguradora para que le devuelva la plata de la misma- debería estar desarmada y repartida entre distintos comercios de Warnes.

Sesenta kilómetros separan a La Plata de Capital Federal, pero los contrastes entre una ciudad y otra develan que la corta distancia es inversamente proporcional a la brecha que existe entre el ritmo de vida que cada una de ellas exige.

En Buenos Aires no hay aire, no hay tiempo, no hay monedas y no hay paciencia. El chofer del colectivo tiene mal humor y el del taxi te exige que le pagues con cambio. Buenos Aires te enseña que a la vida hay que zafarla, que no existen los favores, existen las changas. Que Puerto Madero es para Alan Faena, Las Cañitas para los gerentes, San Isidro para los rugbiers y Palermo Hollywood para la nena mimada de papá con plata. Lo demás se divide entre conventillos, cartoneros, pungas, laburantes, pibes de la calle, travestis, bares, hambre y villas. Con todo eso tenía que aprender a convivir si quería sobrevivir y estar más cerca de ser alguien, dentro de una vorágine tendiente a exprimir el poder de volar y soñar entre sus transeúntes.

Hogar, dulce hogar

Rómulo abrió de par en par el portón del edificio para que el flete ingrese dentro del mismo, no sin antes repetirme que por el “favor” tendría que abonar treinta pesos. La esquina de Yrigoyen y Catamarca pasaba oficialmente a ser parte de mi vida.
Mudarse es conflictivo por naturaleza. Es empezar de cero en otro lugar, acomodarse a ruidos nuevos en un ambiente nuevo, con el siempre latente bajo instinto que desde algún rincón de nuestra conciencia nos dice que se está tomando una decisión equivocada y que antes se estaba mejor.

Once es un zamba. Decir Once es apodar comercialmente a Balvanera. Decir Balvanera es sinónimo de un barrio atravesado por una multiplicidad de razas latinoamericanas importante. En esta zona, paraguayos, bolivianos, peruanos, y centro americanos se reparten entre cabarets, puestos de ventas ilegales, conventillos, bares, todo por dos pesos, subtes y espacio público. La paz está garantizada mientras nadie se meta con el otro. Eso, equivale a decir que entre bomberos nadie se va a pisar la manguera. Todos son felices si hoy se va a dormir con la panza llena y el corazón anestesiado, porque en once es muy difícil ver corazones contentos. Todos están acá porque en algún punto de su vida algo no salió como debía salir. Todos llevan sobre su piel alguna cicatriz vigente que con la humedad renace y hace doler hasta los huesos. Se nota en la cara de los que caminan avenida Rivadavia, de los que ríen a fuerza del alcohol, de los que limpian los vidrios en cualquier esquina. Incluso en las caras de aquellos que comieron hoy y después vemos, porque Balvanera es eso, es comer hoy e irte a dormir con la satisfacción de que zafaste, que no te vas a morir, pero que mañana tenés otra 24 horas para confirmar eso. Es poner la otra mejilla a la cachetada del destino que te tocó, pero que no elegiste. El que ve otra cosa, no está en Once.

Pero Balvanera no está sola, tiene su aula magna: la plaza Miserere. Allí, avenida Pueyrredón, Jujuy y Rivadavia se congregan y militan sin ningún tipo de recelo.
De noche, los vecinos de la zona recomiendan no cruzarla. Hacerlo, ahora es muy difícil porque desde hace unos meses a esta parte, la plaza está cercada por andamios y maquinarias de construcción que según dicen los carteles de la gestión Macri, están remodelándola. No obstante, eso no es impedimento para que el aula magna pierda su jerarquía, tiene menos lugar pero no por eso, la gente de Once deja de llenarla. En ella conviven desde puestos artesanales, hasta ofertas de sexo y superpanchos. Algún publicista de la Universidad de Palermo podría asignar el siguiente slogan para promover el turismo en Balvanera “Vení, comete el mejor pancho por dos pesos y disfruta del ardiente sexo latinoamericano mientras aprovechas la hiperpromo de 3 remeras Nike por $20”. La frase no sería descabellada por el simple hecho de que acá, todo tiene que ver con todo. Los que la caminan lo saben y están orgullosos de eso. No reniegan de su destino, pero sí, de su pasado.

Para cuando llegué a vivir a una cuadra de la plaza, tenía más dudas que Samantha, pero por sobre todas las cosas tenía una certeza base que contrarrestaba todas esas incertidumbres, y era que necesitaba jugarme las fichas de ser alguien dentro de la gran ciudad. Y si el precio de hacerlo, era salir moral y psíquicamente destruido, eso, no iba a ser impedimento para que diera mi cabeza contra la pared una y otra vez. Creer en eso no es una asignación del destino, es una filosofía de vida.

Germán Uriarte
(Diciembre 2008)

APUNTES SOCIOLÓGICOS (7° Parte - B)



Breve recorrido por los conceptos grupo social e instituciones

Grupos secundarios: características y concepto de organización formal


Sus miembros deben tener claro cierto grado de identidad de fines y poseer una larga duración, ya sea un sindicato obrero, el ejército, la universidad, etcétera, tienen que recibir de sus miembros cierta cualidad o devoción al grupo como un todo y cierta adhesión a las pautas institucionales que componen su estructura. Es por esto que, el grupo debe poseer cierta base de fidelidad e identidad para respaldar las reglas que posibilitan las relaciones secundarias y contractuales.

Estas actitudes de lealtad e identificación, nacen como resultado de la comunicación de un individuo con otro. Por ello, es que los grupos primarios son esenciales para la existencia de los grandes grupos secundarios.

El grupo primario contiene elementos de organización formal, así como todo grupo secundario contiene elementos de asociación primaria.

El grupo secundario utiliza los controles impersonales, comunicación indirecta y la organización burocrática (periódicos, radio, televisión, entre otros).

Para cada miembro la organización es un fin parcial en su vida: salvo las organizaciones inclusivas (órdenes religiosas de clausura, reclusiones penales sin extensión), las actividades desarrolladas en ellas son sólo una parte del total del agente, ocupan un tiempo parcial de su jornada y obtienen un resultado específico (retribución monetaria, gratificación emotiva, estima o frustración).

Se nace en organizaciones (hospitales, sanatorios) se educa en ellas (escuelas, colegios, universidades), se trabaja (empresas públicas o privadas, nacionales o multinacionales), se recrea (clubes), se lucha (ejércitos, armadas) y también se puede morir en ellas (geriátricos, hospitales).

Distinción de los grupos por los criterios de admisibilidad: abiertos y cerrados

Los abiertos tienen la necesidad de ampliar el número de afiliados. Un ejemplo, son los partidos políticos, los sindicatos de los trabajadores de la industria, y ciertas corporaciones religiosas, todas éstas procuran admitir la mayor cantidad de participantes.

En un sistema abierto el objetivo es fomentar una proporción elevada a los grupos.
Por su parte, los grupos cerrados, restringen la afiliación. Este es el caso de las elites que adoptan el criterio de restringir la afiliación hasta el punto de excluir a quienes son formalmente admisibles como miembros, y esta política de exclusión no sólo es a efectos de conservar el prestigio, los secretos o el poder del grupo, sino que puede ser una exigencia estructural del grupo, es decir, de mantener un número reducido de miembros. Como ejemplo de este tipo de grupos se pueden citar sectas e inclusive algunas instituciones escolares.


Grupos de referencia, actitud frente a otros grupos: endo grupo

Según Hyman, los grupos de referencia son aquellos en que los individuos “movidos a afiliarse a un grupo” tenderán a adoptar los valores de ese grupo al que no pertenecen. Los sistemas sociales con proposiciones relativamente altas de movilidad social tenderán a favorecer la orientación frecuente hacia los grupos a los que no se pertenece como grupo de referencia.

Salvador Giner, nos da el ejemplo del “nuevo rico”, que se esfuerza por ser aceptado en la alta sociedad, imita modos y estilos de vida y se toma esta clase social como grupo de referencia positivo. El signo negativo surge cuando el mismo “nuevo rico” puede considerar a su propio grupo de origen como un grupo negativo de referencia, llegando a pensar que es vulgar y socialmente degradante, es decir, que busca apartarse de los modelos normados por ese grupo de origen.

El tipo positivo comprende la asimilación motivada de las normas del grupo o de los patrones del grupo, como una base para la autovaloración; el tipo negativo, en cambio, comprende el rechazo motivado, es decir, no sólo la mera no aceptación de las normas, sino, la formación de contra normas.

El endo grupo o intragrupo calificado por William Graham Summer ha marcado una diferenciación entre nosotros, el grupo – nosotros o intragrupo y todos los demás, o los grupos de- otros o extra grupo. La relación de compañerismo y paz en el intragrupo, y la hostilidad y la guerra hacia el extra grupo son correlativas entre sí. Este autor, a través de estas formulaciones, hace suponer que la solidaridad dentro del grupo fomenta la hostilidad hacia los extraños al grupo. Así, expone que, “el nacionalismo intenso, como demuestran los anales históricos, va acompañado en forma típica de hostilidad hacia otras sociedades nacionalistas”. Por lo tanto, según este autor, la lealtad intensa al grupo, engendra inevitablemente hostilidad hacia los extraños al grupo.

La familia como grupo social


Morris Zelditch define a la familia como “un grupo social en el que el acceso sexual está permitido entre los miembros adultos, en el que la reproducción ocurre legítimamente, en el que el grupo es responsable frente a la sociedad del cuidado y educación de los hijos y es, además, una unidad económica por lo menos de consenso”.
De tal forma, se puede decir que, sexo, procreación, socialización y cooperación económica integran, como funciones, la base de su convivencia.

El matrimonio es una institución a través de la cual se conforma una familia. Tiene como funciones: a) el establecimiento de una relación sexual; b) domicilaridad; c) división del trabajo; d) transmisión de la herencia patrimonial (jurídica) de status y poder; e) transmisión de derechos entre cónyuges; f) creación de ligámenes nuevos inter familiares; y g) reconocimiento público de la relación.

A su vez, puede adoptar diversas formas, monogamia, el cónyuge posee un solo esposo o esposa en un momento dado. O poligamia, se admite la pluralidad de esposos o esposas, permitida por la colectividad. Este a su vez, puede existir bajo una forma de poligamia, por el cual el hombre puede tener dos o más esposas simultáneamente o en la forma poliándrica, situación por la cual una mujer puede tener más de un marido al mismo tiempo. La poligamia se ha considerado un signo de status elevado y consecuentemente reservado a los estratos más ricos de la sociedad, toda vez que se requiera de un esfuerzo económico considerable, por lo que implica la manutención de varias esposas.

Tipos de familia (clasificación)


La familia nuclear es un grupo de parentesco amplio conformado por sistemas consanguíneos, madre, padre, hijo o hijos. Es importante respecto los fines legales, toda vez, que preserva los derechos de la herencia. El sistema jurídico funciona para mantener y reforzar la cohesión de las estructuras de parentesco y patrimonio.

La familia extensa se conforma por dos más familias nucleares ligadas por una ascendencia común.

La familia amalgamada o reconstituida se constituye por el padre y la madre divorciados y vueltos a casarse por segunda o tercera vez, con hijos de las parejas anteriores y del matrimonio actual, producto de la monogamia sucesiva. Puede ser extensa (si hay abuelos) o no.

La familia monopaternal está integrada por uno solo de los progenitores con sus hijos. Esto fundamentalmente por la presencia cada vez mayor en los sectores medios y altos de personas que viven solas, tradicionalmente mujeres viudas de edad madura, a las que cada vez, se suman más los hombres y mujeres jóvenes, exponentes de la creciente autonomía personal e individualización que caracterizan a la moderna vida urbana.

Los roles de padre y la madre en la sociedad tradicional y en la sociedad actual
La constitución de tal estructura familiar está apoyada en un conjunto de supuestos ideológicos que circulan, por una parte, de modo uniforme en el conjunto social y, por la otra, de manera específica en cada subcultura y en cada nuevo núcleo familiar que se establece. El matrimonio es una consecuencia de una relación recíprocamente libre, establecida por el amor.

Los roles en las sociedades tradicionales estaban bien diferenciados entre el papel del padre y el de la madre. El padre ejercía la máxima autoridad respecto de la madre y los hijos, tenía mayor libertad, era quien solventaba los gastos del hogar, tomaba las decisiones sin necesitar la aprobación familiar y gozaba de la legitimidad social. En cambio, la madre tenía autoridad limitada, estaba subordinada al esposo, era la encargada de criar y atender permanentemente a los hijos, y acataba las decisiones, con un poder diferente y subordinado al del hombre.

En síntesis, la familia estaba estructurada jerárquicamente, y presentaba una situación desigual de poder.

A lo largo de la historia las jerarquías de poder en la familia han variado. En los últimos años asistimos a la irrupción de un nuevo fenómeno social, el de las mujeres cuyo aporte económico es el más importante para el sostenimiento o la mejora de la calidad de vida del grupo familiar.

En la sociedad actual, el rol de la mujer indudablemente ha experimentado una transformación respecto del que desempeñaba en la sociedad tradicional. Se destaca un notable crecimiento de trabajo femenino remunerado fuera del hogar, como fenómeno masivo que incluye a mujeres de todos los sectores sociales. Esta inversión de roles en la que la mujer cumple principalmente el económico y, luego el doméstico, suele traer aparejado un marco más propicio para la democratización de las relaciones. Las mujeres demandan un mayor reconocimiento de su autoridad, como asimismo, que las funciones domésticas sean redistribuidas.

La situación jurídica de la mujer ha evolucionado a través del tiempo. Cabe mencionar lo proscripto por el código civil luego de la reforma dada por la ley 17.711, en sus artículos 55 y 57 inciso 4, respecto de la incapacidad de la mujer para ciertos actos o modos de ejercerlos, o la representación que ejercían sus maridos para la adquisición de derechos y obligaciones: en la actualidad es plenamente capaz civilmente. El artículo 1276, se refiere a la libre administración y disposición de sus bienes propios, o el 1277 que refiere al consentimiento de ambos cónyuges para disponer o gravar bienes gananciales (en las sociedades modernas se ha evolucionado respecto a la libertad que posee la mujer en la administración de sus bienes).

Finalmente cabe decir, que en Argentina la muestra más grande de evolución y asenso de la mujer en la vida social, estuvo dada por el voto libre, gratuito y obligatorio, llevado e impulsado por, una mujer, Eva Duarte de Perón, Evita. Actualmente, quien es la Presidenta de todos los argentinos es Cristina Fernández de Kirchner, otra mujer, esto muestra una evolución e inclusión del género femenino en la vida pública y política.

La situación de las familias en la sociedad actual y la marginación social

En la actualidad, la variable básica que define la sociedad en transición es el “desarrollo”, y se presenta como la “forma” en que evoluciona o cambia la sociedad nacional; en consecuencia, cuando se habla de desarrollo se hace referencia al proceso social que se puede descomponer en un proceso de urbanización, en un proceso de racionalización y en un proceso de industrialización. La incidencia de estas variables afectan de una u otra forma todas las estructuras.

El proceso de racionalización afecta a la estructura familiar a distintos niveles, sin embargo, el básico es el cambio en el ejercicio de los roles familiares. Se planifica la cantidad de hijos, de acuerdo al ingreso económico, pues, se calcula el presupuesto familiar y se mueven bajo esos aspectos, a efecto de cumplir más eficientemente la función básica de la familia como institución social.

El proceso de urbanización posibilita un cambio de funciones, tanto en el padre como en la madre, necesitan reubicarse en un nuevo lugar, en una nueva cultura, al margen de la “protección” y la seguridad que les brindaba el “ambiente” de la vida social y cultural del medio rural.

La modernización trae como consecuencia el adelanto en la zona rural excluyendo mano de obra y se produce ese movimiento de campo a la ciudad que termina desestructurando la familia y muchas veces al comprobar que la zona urbana no cubre las expectativas pensadas se produce la frustración psicológica y la marginalidad social.

El proceso de industrialización genera cambios en los roles del padre y la madre por los roles ocupacionales que crea la industrialización. Por ello, las funciones que cumplían los padres deben ser realizadas tempranamente por otras personas.

Todos colaboran en el sostenimiento de la casa. La innovación técnica actúa como unidad de consumo. También afecta la educación familiar, respecto del proceso de socialización, ya que su contenido educativo depende de otros agentes educativos llámense maestros, sacerdotes, hermanos mayores, etcétera.

Los contenidos educativos tienden a concentrarse en la ocupación profesional de los hijos, ya que, tienden a fijar el status social. El éxito ocupacional, es el que va a fijar la estratificación de la sociedad industrializada. El proceso de industrialización en la sociedad en transición se va imponiendo y definiendo no sólo a nivel de las estructuras familiares, sino y fundamentalmente, a nivel de los hábitos sociales.

Leandro Mata
(Marzo 2009)

PÁNICO Y LOCURA HACIA LE SUR (Última parte)


“Lo peor ya pasó”

Las energías estaban renovadas. Al igual que todos, pensaba que nuestra mala suerte se había acabado. Al igual que todos me equivoque. 300 kilómetros más adelante y faltando sólo 30 para Piedrabuena, al salir de una curva que habíamos tomado a una velocidad poco prudente, se bloquearon las dos ruedas traseras.

La camioneta empezó a perder el control y terminamos contra la banquina. El accidente no colmó las tapas de los diarios regionales y algún recuadro de Clarín porque justo en ese momento no venía nadie de frente. Nos volvimos a mirar entre todos, nos preguntamos si estábamos bien, puteamos, nos bajamos de la camioneta, volvimos a putear, revisamos la camioneta (también puteando), y mi primo y el flaco detectaron el problema (o creyeron detectarlo). La cuestión era que las ruedas no giraban, estaban bloqueadas.

La historia se volvió a repetir. Otra vez esas miradas sobre mí, otra vez la misma misión con diferente horario. La historia de nunca acabar. La sensación de incertidumbre, parecida a la de estar demorado en la comisaría.

Esta vez, fue otro camionero el que me levantó, llevaba arena, un camión cargado de arena al que no le funcionaba al embrague; manejarlo, todo un arte. “Yo me llamo Daniel” se presentó, el tipo aparentaba unos 50 años y una vida entera arriba del camión. Salimos con rumbo a Tres Cerros, una localidad a 250 kilómetros. En el transcurso hablamos de mi desgracia y aun así no pude desahogarme, maldije una y otra vez, la suerte estaba echada... a la basura.

El camionero me dijo algo muy inteligente, me advirtió de mi rumbo errado del cual ni él, ni yo hasta ese momento nos habíamos percatado.

- En realidad, pibe, vos tenés que ir para el otro lado

Tenía razón. Me iba a ahorrar tiempo, plata y mala sangre. Ir para el otro lado significaba seguir hasta Obreria, un lugar en donde sólo hay hombres trabajando. A todo esto, a Obrería ya lo habíamos pasado. La preocupación se remitía a una duda: no sabíamos si había algún auxilio ahí y ni siquiera sabíamos si había teléfono, los celulares no tenían señal, estaba en una especie de triangulo de las bermudas patagónico.

Obrería es un pequeño terreno donde la gente se dedica a trabajar con las rutas argentinas, subsidiado por Kirchner, que dicho sea de paso, tiene media Patagonia en su bolsillo o en la cartera de su mujer. Vaya a saber uno dónde.

Daniel me volvió a dejar en la ruta a 40 kilómetros de donde nos habíamos quedado y a unos 30 de Obreria. De nuevo mi pulgar y yo estábamos a la deriva, hicimos nuestro trabajo y a los cinco minutos otro camionero me levantó.

Carlos se llamaba y era de Ushuaia, tenía 24 años, dos hijos y se dirigía a Obrería. También charlamos aunque esta vez me contó de sus problemas familiares; fui su psicólogo de cabecera por el lapso del viaje. Al igual que la mayoría de la gente joven, había escapado para Ushuaia en busca de un futuro. Era de Lomas de Zamora, no pudo estudiar, y tuvo que optar entre dos caminos: robar para comer o trabajar para vivir. Optó por el segundo.

Carlos tenía aspecto de barrabrava; los prejuicios dirían que pertenece a la Guarda Imperial o a la celda 24 de Devoto u Olmos, si prefieren. Desde ya, nada que ver, el flaco iba con Ricardo Arjona al mango, me tuve que comer el cd entero, mientras movía la cabeza asintiendo a los problemas de su vida y metía algún bocadillo cuando la situación lo permitía. Entre el debe y el haber llegamos a Obrería, nos dimos la mano, me deseó suerte y yo hice lo mismo con él.

Esto ya lo viví

En Obrería volví a contar lo desgraciado del viaje por decimoquinta vez en el día. Allí, un guardia de seguridad se apiadó de mi y me dejó entrar para que vaya en busca de Ortiz, y que éste llame a una grúa. Así hice, fui hasta la oficina de Ortiz, golpeé la puerta, lloré la carta y me llamó a una grúa que venía desde Piedrabuena.

Agradecí el buen trato que me dieron y me puse a hacer dedo para recorrer los últimos 10 kilómetros que me separaban de la accidentada camioneta.

Nuevamente, otra Ford fue la que acudió en mi ayuda; un hombre gordo, de pelo largo, barba al mejor estilo Botafogo, gorra y unos Ray Bans sobre sus ojos, me acercaron a destino. El hombre tenía por apodo “Rulo” y era correntino, había ido al sur de joven y lo hizo para escaparse de su familia, de la que no tenía los mejores recuerdos.

- Cuando las cosas en tu casa no van bien, te tenés que tomar el palo. La decisión es difícil pero otra no queda, si querés ser alguien. El sur te da esa posibilidad. Acá tenés que bancar el clima y la distancia pero sos alguien, tenes laburo y podes formar tu propia familia. A eso, yo no lo cambio por nada.

Tuve que subir en la cúpula porque los asientos estaban ocupados. Llegué sano y salvo, me di la mano con él y con los demás. Volví a agradecer e hice una reverencia.

A continuación, esperamos por dos horas a que llegara el auxilio que nos lleve a Piedrabuena. La grúa llegó, el hombre se llamaba José. Como la camioneta no movía tuvo que hacer uso del gato hidráulico; como la camioneta era muy pesada, el gato hidráulico se rompió.

Después de una larga lucha la camioneta se pudo cargar, yo no se todavía cómo, más bien creo que son algunos de esos fenómenos sobrenaturales que suceden muy de vez en cuando y en los que uno elige creer y no hacer tantas preguntas, después de todo, ese día habíamos visto todo, o mejor dicho casi todo.

Cerca de las 10 de la noche, llegamos a Piedrabuena. La camioneta quedó varada ahí, en busca de algún valiente que la repare. Nosotros tuvimos que pasar la noche en una hostería y al otro día resolver la situación de la camioneta, que a esta altura, ya había entrado en coma farmacológico. El desgaste mental y físico era grande, insoportable y pedimos una habitación. Nos dieron la 13, como no podía ser de otra manera.

Caímos tendidos sobre las dos camas, el tercer acompañante decidió tomarse el primer micro a Río Gallegos (decisión muy acertada por cierto).

A las 9 de la mañana del martes ya estábamos en las calles del pueblito en busca de un auxilio para la camioneta, hacia frío, algo así como 6 grados, el viento estaba intratable, mi primo y yo de muy mal humor. Queríamos llegar a Ushuaia como sea.

Mi primo enloqueció y quería tomarse un vuelo desde Río Gallegos hasta Ushuaia. Yo asentí. Llamamos a Aerolíneas pero no había vuelo hasta fines de enero. Optamos por tomarnos un micro en el mismo sentido, pero no había pasajes.

Las cosas empeoraron otra vez.


El mecánico del pueblo, que en un principio nos había dicho que nos arreglaba la camioneta, después acusó un viaje a Río Negro por un mes y se deshizo del compromiso. La situación era la siguiente: sin camioneta, sin nadie que la arregle, sin lugar donde dejarla, sin pasajes a Ushuaia, sin pasajes a Río Gallegos y varados en Piedrabuena. Los instantes eran eternos.

Entre tanta vorágine, el sur se había vuelto algo utópico, inalcanzable. De nuevo en la hostería, miré a mi primo en busca de encontrar algún significado del sur para nosotros. Roncaba como un caballo. Afuera, el viento se hizo protagonista y comencé a experimentar un neurótico desvelo.

Esa noche, entre las sábanas de la habitación 13 no pude dormir, ni responder la pregunta que me había llevado hasta ahí. Estábamos cansados e imaginar un futuro a esa altura y con esos resultados, era algo incierto.

Resignado, mordí la almohada, contuve la bronca y agradecí no haber tenido la idea de viajar en avión.

Lentamente, entendí que hay cosas que nunca vamos a entender y dudas con la que vamos a tener que convivir por el resto de nuestras vidas.

Ayer, hoy y siempre. ¿Qué hay allá abajo?

La curiosidad mató al gato.

Germán Uriarte
(Enero 2009)

APUNTES SOCIOLÓGICOS (7° Parte - A)


Breve recorrido por los conceptos grupo social e instituciones
Grupos social

Según Ginsberg, grupo social es el conjunto de las principales instituciones y grupos que integran la sociedad. En el grupo social quienes desempeñan sus roles, sus status, tienen un sentido de identidad tanto para sus miembros como para los observadores externos, existen relaciones recíprocas, interacción social (contacto y comunicación entre sus miembros), son de carácter duradero, poseen normas de comportamiento las que influyen en el desempeño de sus funciones (son el control del grupo) y la actividad del grupo posee fines, propósitos que determinan y le dan sentido a la existencia del grupo.

En definitiva, se puede considerar “grupo social” al número de personas que interactúan entre sí, a través del desempeño de sus roles y status, los que se ajustan a normas que las rigen, con consciencia de pertenencia y fines o propósitos que comparten.

Diferencias con otros agrupamientos: agregados, multitudes, auditorios
Agregados sociales: Este tipo de agrupamientos se refiere a un conjunto de personas que se agrupan físicamente movidos por una circunstancia externa, poseen un atributo semejante como por ejemplo: los aficionados a un conjunto rockero.

No reúnen las características de los grupos sociales, pues, si interaccionan lo hacen de manera circunstancial, carecen de duración. Es una relación efímera, y su consecuente comunicación surge inconscientemente conforme el momento que así lo requiere.

Multitud: Es desorganizada, la interacción es incontrolada, espontánea, impredictible, no posee sistema de status, sus miembros son iguales, se interrelacionan en términos de sentimientos, de emociones generalizadas, pierden características que le son propias, y conservan sólo los que los asemeja o identifica con otros que hacen la misma cosa, por ello es que, la multitud carece de inhibiciones.

¿Cuál sería la forma de dispersarla? Se considera como necesario desplazar su atención, recomendándoles a sus participantes su identidad, su status cotidiano y las inhibiciones ordinarias por las cuales se rige su conducta.

Si bien la multitud surge porque en un sistema social se producen situaciones sociales “injustas” y esto genera una reacción espontánea principalmente emocional por parte de los individuos que conforman la sociedad, muchas veces es considerado como un fenómeno social indeseado, porque la consecuencia de ello genera más destrucción que construcción.

Auditorios: Representan un conjunto de personas como públicos de teatro, de deportes, congregaciones religiosas cuya interacción mínima es efímera, pues su duración lo es para un breve lapso, tiene un foco central y fines similares como es asistir al espectáculo; son de carácter pasivo, la actualidad es planeada y ordenada, características éstas que los distingue de la multitud. Sin embargo, el auditorio puede convertirse en multitud ante una circunstancia generadora de pánico (un incendio).

Todas las categorías sociales son estadísticas en el sentido que las personas que tienen características comunes pueden contabilizarse. El estudio de una categoría social determinada depende en gran manera del propósito que persigue el sociólogo al estudiarla.

Sin embargo, las categorías socialmente importantes se computan conforme a criterios de status social, estos representan los valores de la sociedad y la categorización de las personas conforme a estos criterios.

Las categorías sociales no pueden ser grupos, pues, al no estar ni presentes, ni juntos, no hay interacción entre sus componentes, ni fines comunes, ni sentido de pertenencia o normas específicas para regularlas.

Criterios de pertenencia a los grupos: objetivos y subjetivos

La distinción entre grupos de pertenencia y de no pertenencia se determina a través de criterios objetivos de interacción y de criterios subjetivos de definiciones sociales.

La frecuencia de la interacción y la sujeción a normas por parte de las personas que interactúan, moralmente obligatorias para sus propios miembros y para las personas ajenas al grupo, se los considera criterios objetivos.

Al hacer referencia a que las personas que actúan entre sí, se definen como “miembros” del propio grupo y éstas, a su vez, sean definidas por otras como pertenecientes al grupo, se las incluye en el criterio subjetivo.

En la medida en que estos criterios (formas duraderas de interacción social, la autodefinición como miembro y la misma definición por otros) se cumplen plenamente, los implicados en la interacción duradera pueden identificarse con toda claridad como grupos que los abarcan. Los grupos no son fijos, cambian de manera dinámica como respuesta a contextos situacionales especificables, una situación modificada puede producir cambios en la proporción de interacción social.

El miembro nominal del grupo, es aquel que cumple con criterios subjetivos, pero no responde a criterios objetivos, ya que, en realidad dejó de interactuar con los demás del grupo.

El miembro periférico del grupo, es el que redujo tanto su interacción social con los demás del grupo, que estos controlan una parte relativamente pequeña de su conducta. Salvador Giner manifiesta que los subgrupos pueden surgir con el fin de conducir hostilidades contra el grupo superior que los engloba, pero también pueden ser formaciones que incrementen el grado de cooperación, integración y funcionamiento del grupo total.

Los miembros reales son aquellos que satisfacen los requisitos de pertenencia establecidos por el grupo, es decir, que cumplen tanto con los criterios objetivos como con los subjetivos (sindicatos obreros, asociaciones profesionales, entre otros).

Clasificación de grupos en primarios y secundarios

La teoría estadounidense siguiendo a Charles Cooley ha basado la distinción en grupos primarios y secundarios. Y la teoría europea siguiendo a Ferdinand Tonnies lo hace en estrecha relación y relación impersonal organizada.

Los grupos primarios son los caracterizados por la asociación y la cooperación cara a cara. Son fundamentales para la formación de la naturaleza social y los ideales del individuo. El resultado de la asociación íntima, es cierta fusión de individualidades en un todo común, de modo que, la propia persona de uno, por lo menos para muchos fines, es la vida y los propósitos comunes del grupo.

Se trata de un “nosotros”, con las siguientes características: 1) la referencia a grupos concretos (familia, grupos de juego, grupo de vecindario, entre otros); 2) el uso de la frase “asociación cara a cara”, acentuando cualidades de simpatía o identificación mutuas.

Todos los grupos tienden en alguna medida a poseer un consenso, a engendrar un sentimiento de “nosotros” en sus miembros, por lo que extendió los “ideales primarios” a grupos mayores.

Davis remarcó, con el fin de aclarar la naturaleza de los grupos primarios, los siguientes puntos: 1) existe un tipo de relación primaria; 2) este tipo de relación está caracterizada por cualidades interrelacionadas; 3) estas cualidades distintivas, se encuentran con más abundancia en algunos grupos concretos que en otros; 4) los grupo primarios tienen más propensión a basarse en ciertas condiciones físicas.

Una relación primaria entraña una identidad de fines entre las partes, entre esos fines está la relación misma que es personal, espontánea, sentimental e inclusiva.

La identidad de fines es aquella en que las partes tienen deseos y actitudes similares, se esfuerzan por lograr cosas semejantes, cada parte persigue el bienestar de la otra. Un ejemplo de ello es la ayuda que un amigo proporciona a otro, haciéndolo reflexionar respecto de una situación dada, en la que está en juego su propio bienestar, es uno de los grandes valores de la amistad y significa en el fondo, que los fines de uno se convierte en los del otro.

Es personal porque el interés de cada uno está centrado en los otros como personas, como objeto de valor, la relación desaparece si desaparece de ella, la persona particular.

Es espontánea porque una relación puramente primaria es voluntaria.

Es inclusiva debido a que la persona en una relación personal es el individuo concreto y completo, abarca todo su ser, todo su yo. Una larga duración y un estrecho contacto son esenciales para una relación primaria.

Sobre las condiciones físicas, Davis resalta tres características especiales necesarias: Proximidad física, son parte de la intimidad, el contacto estrecho y la asociación cara a cara; Pequeñez del grupo, un grupo cara a cara, debe ser pequeño, sus miembros pueden conocerse personalmente y participar en forma directa en las decisiones del grupo; cuanto más pequeño es el grupo se vuelve más íntimo. Pero si el grupo es mayor el factor tiempo es una condición importante para la asociación del grupo primario; Durabilidad de la relación, cuanto más tiempo se mantiene unido al grupo, más numerosos y profundos son los contactos entre sus miembros. Resulta claro que la proximidad física, el tamaño pequeño y la larga duración son las condiciones más favorables para el desarrollo de vínculos de un grupo primario.

Leandro Mata
(Marzo 2009)

PÁNICO Y LOCURA HACIA EL SUR (2° Parte)


Palpitando la debacle

Cuando las cosas empiezan a salir mal lo primero que hace un hombre es maldecir; lo segundo puede variar entre dos opciones: arreglar lo que sale mal o cruzarse de brazos; lo tercero es buscar culpables, atribuir esa mala suerte a algún Dios o en su defecto a alguien al que se le deposita el mote de “mufa”. Es causa y es efecto.

Para cuando nuestra suerte empezó a cambiar, comencé a sospechar de aquella tercera persona que nos acompañaba. Mi primo lo absolvió y en cambio atribuyó su mala suerte a los festejos de año nuevo, cuando a su casa de Avellaneda, vino a brindar un tipo que le dio la mano y le dijo: “¿hola, qué tal? Soy el tipo con más mala suerte del mundo”. Yo cada vez más me acerco a esa teoría.

El domingo comenzaba sus últimos suspiros cuando Chubut nos dio la bienvenida. Ingresar a Chubut significa mantener una conducta vial mucho más perspicaz que la que se venía teniendo hasta ese momento.

En primer lugar, porque la noche así lo obligaba; en segundo porque las rutas se asemejan a una especie de Pac-man, donde hay que pensar dos veces (o tres) antes de elegir cada movimiento.

La temperatura ambiente había cambiado y en ese sentido Chubut se encarga de hacerlo saber. El frío seco exige calefacción y mantener la cabeza ocupada. Un cartel me aportó más información aun: “Bienvenidos a Chubut, capital del viento”

Que la gente corra al bajar de sus autos o se apriete el pecho hasta que con éxito logre volver a entrar en un clima agradable no es casualidad o parte de un ritual. El frío cala hondo y sólo bastan cinco segundos para imaginar lo que debe ser el viento a mediados de julio, e indefectiblemente agradecer la seguridad de no tener que soportarlo en un futuro.

Paramos a cenar en la entrada de Comodoro, en una estación de servicio que víctima del capitalismo, amplía sus instalaciones para poner un restaurante de comidas rápidas. Ellos, víctimas, nosotros, cómplices. Ambos, uno.

Milanesas a la napolitana con papas fritas, un manjar. Luego la cafeína necesaria para mantenernos despiertos y calientes por el resto del trayecto.

Un sobre de café me lo advirtió:
“Es el destino quien da las cartas. Pero el hombre quien las juega”
Obvio, pensé. Ayer, hoy y siempre.


Próxima parada: Santa Cruz.

En el ojo del huracán

Eran las 6 de la mañana cuando entrábamos en Santa Cruz. La madrugada conservaba los mismos protagonistas que horas atrás en Comodoro Rivadavia: el frío y el viento. El calendario había decidido dar vuelta una página, era lunes y la rutina laboral resurgía entre las cenizas del fin de semana.

Caleta Olivia fue el primer pueblo que nos salió al cruce. Algo así como 36.000 personas agrupadas en torno al Mar Argentino y mantenidas a base de la producción más importante de toda la Patagonia: El petróleo.

Hicimos una parada en busca de recargar combustible. Por estos lados, el petróleo cotiza diferente de la gran capital. La gente no especula con el GNC, no es necesario. Lo que por otros lados abunda, por estos escasea. Lo mismo sucede a la inversa.

Continuamos camino por una ruta un tanto más peligrosa que las anteriores. La llanura empieza a exigir maniobras extra large y pone en guardia a todos los que la transitan. En el sur, las páginas de policiales pierden en delitos lo que ganan en accidentes.

Cerca de las 9 de la mañana y cien kilómetros adelante de Caleta, lo premeditado hizo efecto; para ese entonces mi hábitat natural eran los asientos traseros. La camioneta se llenó de humo y nadie fumaba, en consecuencia, no era buena señal. Tuvimos que frenar, no quedaba otra.

Tener que frenar al costado de la ruta en el medio de Santa Cruz, es en un comienzo desesperante. No sólo porque no suele haber mucho tránsito, sino porque también los celulares pierden señal y uno se encuentra en una extraña sensación de no saber qué va a pasar. El futuro se encuentra en puntos suspensivos.

Nos bajamos de la camioneta y ahí estábamos los tres, con la misma cara de Cambiasso frente a Alemania después de haber errado el último penal. El pueblo más cercano es Puerto San Julián, algo así como 60 Km. de distancia. En momentos como éste, se recomienda no perder la tranquilidad. ¿Qué hacer?

Maldecir sería poco inteligente, es necesario porque de esta manera uno despotrica contra su suerte, pero no nos lleva más allá. No nos da una solución.

No quedaba otra que pedir ayuda y yo era el encargado de conseguirla. Lo advertí en sus miradas.

Mi misión no era del todo sencilla, digamos que se podría resumir en dos partes: Hacer dedo y conseguir un electricista y una grúa para llevar la camioneta a arreglar. La primera de las partes se resolvió en forma sencilla, a los dos minutos estaba arriba de un camión; el dueño se llamaba Juan, venía de Bahía Blanca y trabajaba para una famosa marca de cerveza; llevaba 1200 cajones.

Ser copiloto de un camionero no es tarea fácil. Implica por sobre todas las cosas: escuchar, analizar y decir algo inteligente acerca de su situación. Un camionero necesita hablar y que acepten sus reglas. El camión es su segunda casa, la primera es el acoplado.

Los kilómetros pasaron uno a uno, y así fuimos hablando de nuestras vidas, de repente Juan saca un compact, lo pone y ante mis oídos los alaridos de Leo Mattioli atentan cual fundamentalista talibán frente a las torres, lo que sigue es una sucesión de temas a todo volumen acompañado de tarareos incipientes por parte del camionero.

- ¿Te gusta Leo Mattioli?
- Me encanta. Mentí. Qué otra cosa podría hacer.

Llegamos a Puerto San Julián, me despedí de Juan, nos dimos la mano y le agradecí por todo. Acto seguido me encontraba en una ciudad que desconocía de pies a cabeza y caminando en busca de un electricista.

Puerto San Julián trasciende entre bulevares, estaciones de servicios y Mar Argentino. Luego de media hora por fin di con mi objetivo. Me di cuenta porque un cartel escrito a mano me lo dijo.

Me presenté y le conté mi problema. El tipo frente a mi, era gordo y vestía alpargatas negras, jogging un tanto descolorido y una musculosa del año 1986 con varias heridas de guerra, la situación no era la mejor. Luego de escuchar mi novela me dijo que había que hacer traer la camioneta para que la pueda ver (eso no era ninguna novedad). Lo novedoso era que no había grúa porque la única grúa del pueblo estaba haciendo otro trabajo.

- No te preocupes que yo tengo unos amigos que te la pueden traer, me dijo,

El hombre en cuestión saca un Nokia 1100 y llama a sus amigos. En veinte minutos se hace presente en el lugar una camioneta Ford roja, con dos hombres dentro de ella; bajan y dicen “¿quién es el de la camioneta?”.

Mi vida pasó por delante de mis ojos, no obstante, tomé coraje y levanté la mano; acto seguido, me encontraba dentro del vehículo para recorrer los 60 kilómetros de vuelta en busca de nuestra camioneta. Mi ubicación era la siguiente: al medio de los dos.

Para romper el hielo, se me ocurre preguntar por sus nombres, primero me dirijo al conductor

- ¿Cómo se llama?
- ¿Io? me dice, io el Luí.

El hombre vestía alpargatas, boina de campo y aparentaba unos 50 años. Después me dirigí a mi acompañante,

- “Yo me llamo Saturnino” adujo.

Saturnino tenia fácil 7 tatuajes en cada brazo; uno de ellos era la parca, otro un corazón con cadenas, otro un escudo de la fuerza aérea con la leyenda “Satu” y los demás variaban en términos de concepto. Lo único que sé, es que ninguno tenía que ver con ninguno; el más llamativo lo vi en sus nudillos, decía también “Satu”, en clara alusión al diminutivo de su nombre. Mi segunda pregunta fue la siguiente:

- ¿qué modelo es la chata?
- Modelo 82 contestó.

La respuesta quedó zumbando en mis oídos por un lapso de tiempo poco saludable. Continuamos nuestro camino. Faltaban escasos 15 kilómetros para llegar a destino cuando “Satu” abre la oxidada cajonera, me mira y saca un cuchillo; yo lo miro con cara de haber chupado un limón; el cuchillo pasa frente a mis ojos, desciende y se introduce dentro del pasacassete con el objetivo de arreglarlo. Luego sonríe, me mira y dice

- siempre se traba esta mierda.

Yo sonreí, mientras por dentro un interminable suspiro recorría mi tórax. Al fin llegamos: la cara de mi primo cuando caí con los dos paisanos fue la misma que puso Nora Dalmasso antes de morir.

Me anticipé a todos y se los presenté, intercambiaron miradas, a mi me dirigieron una bastante fuerte, de esas que te dicen “¿a quién trajiste?”. Hice un guiño de ojos, levante el pulgar y repetí dos veces

- “está todo bajo control, vos confía en mi”.

Obviamente, yo no estaba seguro de lo que decía pero otra no me quedaba. Unimos la camioneta con una lanza, que es algo así como un fierro que mantiene cierta distancia entre una y otra. Una vez consolidados los dos polos, partimos hacia Puerto San Julián; allí esperaba el electricista de aires bizarros.

Pero todo no iba a ser tan fácil, no cuando la mala suerte es la regla y no la excepción. En el transcurso, la camioneta que nos tiraba empezó a propiciar unos ruidos raros, la causa de ellos: una válvula floja en su motor. Tuvimos que parar. Maldiciones de por medio, el paisano trepó a la parte delantera del vehículo y después de media hora pudo arreglar el problema. “Satu”, cual discípulo del Luí (no Luis) observaba atentamente.

Yo me quise hacer el langa y tiré un chiste que no fue muy bien tomado por la multitud, no recuerdo cuál era. Opté por irme a recostar a los asientos traseros y terminar de leer el libro de Woody Allen. Volvimos al camino y esta vez logramos llegar a destino.

Una vez allí, el electricista revisó de pe a pa la camioneta. Nosotros esperábamos sentados en el cordón el final del arreglo. Mi primo no dejaba de agarrarse la cabeza pensando en el futuro de la camioneta y en el de su bolsillo. Yo tenía frío y el otro flaco hablaba por teléfono. Después de dos horas, la camioneta se arregló y salimos para Ushuaia serían alrededor de las 13hs. del lunes.

Germán Uriarte
(Enero 2009)