lunes, 18 de mayo de 2009

APUNTES SOCIOLÓGICOS (3° Parte - B)


Sociedad Argentina
Estructura social en Argentina

La inmigración europea fue masiva y se produjo desde 1856 hasta 1950 con breves intervalos provocados por la crisis de 1890 y con las Guerras Mundiales.

El censo de 1869 determinaba una población de aproximadamente 1.700.000 personas y para 1960 el censo llegaba a 20.000.000 habitantes.

El mayor ingreso poblacional fue correlativo a la época de máximo crecimiento urbano. Además de su crecimiento demográfico, los efectos de la inmigración fueron: la aceleración del proceso de modernización, la incipiente industrialización y la transformación de la estructura social.

Argentina pasó de sembrar 340.000 hectáreas en 1875 a 20.000.000 de hectáreas en 1913, y se convirtió en uno de los principales procedentes de granos. En cambio, tuvieron escaso aporte en el sector ganadero que estuvo a cargo de los propietarios nacionales y el personal nativo basado en las tradiciones.

En 1985 el 80% y en 1914 el 70% de los establecimientos industriales pertenecían a extranjeros. Correlativamente nacía el proletariado. El 40% de la actividad industrial se vinculaba con la agricultura y la cría de ganado (ejemplo: plantas de envase para la carne). En cambio, las clases altas se abastecían mediante importaciones. Sin embargo, estas empresas pequeñas aceptaron el 66% del mercado interno. El aumento constante de la población produjo la expansión económica.

Con los inmigrantes surgen los estratos medios. Desde 1940 se producen inmigraciones desde los países vecinos, ellas representan un porcentaje pequeño de la población e irrelevante en relación a las provenientes de Europa. Pero al decrecer éstas, aumentan progresivamente su valor relativo.

Problemas sociales emergentes

Cuando los migrantes llegan a la ciudad trasladan a ella su cultura, sus costumbres y creencias. Encontraron trabajo pero escasez de viviendas, y por ello se asentaron donde pudieron y generaron las denominaciones villas de emergencias.

Además, se suman los inmigrantes de los países limítrofes que se convierten en marginales. Son excluidos del sistema productivo, no tienen empleo regular y mucho menos algún tipo de cobertura social. Las características que describen estos problemas son: 1) El hacinamiento: habitan en un cuarto más de dos personas; 2) Habitar viviendas precarias: por ejemplo sin retretes; 3) Cuando en cada casa hay un niño o más que no asiste a la escuela primaria; 4) Cuando el jefe de la familia tiene muy bajo nivel educativo; 5) Cuando existen cuatro personas inactivas por miembros ocupados.

Si la familia no puede solventar una canasta familiar de alimentos que posean los requerimientos calóricos y proteicos mínimos, se los considera que están por debajo de la línea de indigencia.

La estructura demográfica

La demografía es la determinación del número y de la distribución de los individuos en una zona determinada, y es el estudio de las modificaciones de su volumen durante un período establecido y de los principales factores causantes de tales cambios.

Tipos Poblaciones Natalidad Mortalidad Efectos Alto potencial de crecimiento Alta Alta Estabilidad
B En crecimiento de transición Alta Baja Crecimiento
C Declinación incipiente Baja Baja Decrecimiento
D En proceso de extinción Baja Alta -

La combinación “D” se observó históricamente en sociedades “primitivas” sometidas a una explotación despiadada por sociedades “avanzadas”. El caso de los aborígenes en Argentina es un ejemplo de ello.

El tipo “A”: sociedades agrarias. Su crecimiento se estabiliza al equilibrarse nacimientos y defunciones.

El tipo “B”: regiones en donde los avances sanitarios y médicos provocan la declinación de la mortalidad pero se mantienen avanzadas costumbres familiares que posibilitan una alta tasa de natalidad. Ello origina un aumento generoso de la población.

Los comportamientos más racionales producto de la mayor educación, generan un cambio de actitud cuyos efectos son el pasaje de las familias grandes a las generacionales (máximo de tres hijos).

La tasa de natalidad es baja y con tendencia diferente. La tasa de mortalidad es moderadamente baja (Argentina 8,6%) aunque hay en América Latina tres países con mejores índices (Brasil 7,9%, Chile 6,4% y Paraguay 6,6%).

Es necesario una política global de la salud donde se intenten suprimir las muertes controlables científicamente (por ejemplo, la tasa de mortalidad infantil tiene índices inferiores en Chile 18,1% y Uruguay 24,4%, mientras que en Argentina es de 32,2%).

El INDEC revela la existencia de una evolución sanitaria, en 1975/1980 la esperanza de vida era de 65, 4 años en los varones y de 72, 1 años para las mujeres, mientras que entre 1985/1990 era de 67,3 para los hombres y de 74 para las mujeres.

Nuestra realidad actual indica: A) lento crecimiento poblacional; B) acentuada concentración en áreas urbanas, 82, 7% de los cuales el 72, 9% pertenece a la región pampeana; C) se mantienen grandes espacios geográficos vacíos; D) se admite una reubicación de la población en espacios libres que facilitaron la instalación de viviendas precarias (Gran Buenos Aires, periferia de Córdoba y Santa Fe).

Cambio Social

Noción de cambio: El cambio social debe ser estudiado como proceso social. Este es producto de múltiples determinaciones que en el transcurso de la historia se van definiendo. El “cambio social” está íntimamente vinculado al “cambio cultural”. Cualquier variación en el plano de la cultura conlleva un impacto en el plano social y viceversa.

Formas de cambio: Se trata de una “tipología”, lo cual significa que las “formas” se combinan, se mezclan y asumen características particulares según el contexto que se trate.

El cambio lineal: es una sucesión de “etapas” de estadios que se suceden, en forma análoga, con el mundo de la naturaleza, confiriéndole un rumbo que lo designan en términos de evolución, desarrollo, progreso. Comte, Spencer y Marx representan esta corriente de pensamiento.

El cambio cíclico: es la reiteración de hechos o acontecimientos que se alteran o se rotan en el transcurso de la historia.

El cambio programado: es aquél que se provoca intencionalmente y conforme a determinados fines. Se efectúa mediante mecanismo de control social y la intervención de grupos de presión.

Los cambios no programados: Son el resultado de catástrofes naturales y de impactos epidemiológicos que pueden alterar la vida social y su modo de organización.
La extensión del cambio: puede ser total, afecta el conjunto de las instituciones sociales y sus organizaciones, así como a los actores involucrados en ella; parcial: a nivel de determinados aspectos de la realidad social sin componentes al conjunto.

Funcionalismo y marxismo

Funcionalista: su esfuerzo está orientado a mostrar y justificar por qué las cosas son como son. La estructura social se concibe como una realidad dada, algo que no presente problemas, y por consiguiente, no se plantea la necesidad de su cambio. La sociedad es un sistema estable que tiende a conservar su equilibrio, y ante cualquier alteración, o modificación de alguno de sus elementos constitutivos el mismo sistema tiende a “reparar” y “restablecer” el orden inicial.

El cambio social aparece vinculado a esta función reparadora y restauradora que, en virtud a la analogía orgánica a la que reúne el funcionalismo, se explica como un mecanismo de adopción del mismo sistema que contribuye a su “crecimiento”.

Desde esta perspectiva, el conflicto social es una consecuencia no deseada del cambio, es una falla en el proceso de adaptación que suele calificarse en términos de derivación y disfuncionalidad.

Para el marxismo, a la inversa, el conflicto social es el motor del cambio, el motor de la historia. A toda situación de cambio subyace una situación de conflicto.

El ritmo y dirección del cambio social

Los cambios pueden ser de ritmo lento o rápido, dependiendo de cuales sean los factores desencadenantes o impulsores del proceso y de las condiciones que se presenta el cambio.

El análisis de la dirección del cambio depende del marco ideológico, y de las características particulares de cada contexto social.

Causas o factores del cambio

A: Los deseos o decisiones conscientes de los individuos en cuantos partícipes de la realidad social; B: Las tensiones estructurales que se producen ante nuevas situaciones o conflictos que derivan en cambios estructurales; C: las influencias internas, más aún en el mundo globalizado actual dominado por procesos de transculturación (traslada pautas y valores propios de otro lugar y los introduce en un contexto cultural diferente).

Frente a la pregunta acerca de dónde se origina el cambio se puede distinguir entre “cambio endógeno”, cuando se origina en el seno de una sociedad particular, por ejemplo, el cambio de forma de gobierno en un país, como ser el caso de Argentina y de los países latinoamericanos en general que en la década del 80 pasaron de gobiernos de facto a gobiernos democráticos.

También se distingue el “cambio exógeno”, cuando se produce fuera y tiene impactos profundos en otra sociedad. Por ejemplo, la Segunda Guerra Mundial provocando profundos cambios socioculturales y demográficos en nuestro país; o bien las sucesivas crisis bursátiles desde Wall Street hasta el “Tequila”, cuyos efectos han impactado en la política socio económica nacional.

Resistencia al cambio. Rezago cultural

Las instituciones asumen un rol instituido cuya función social consiste en preservar la cultura en tanto elemento aglutinante de la vida social. Esto explica ciertos comportamientos institucionales de resistencia frente al cambio. Todo cambio genera resistencia y lo último que cambia en una sociedad es una cultura. Existe un control social manifiesto y otro latente.

El primero (manifiesto) se refiere a aquellas formas de control ya institucionalizadas, expresadas en valores, normas, pautas de comportamiento institucionalizadas, y en organizaciones sociales que se encargan de hacerlas vigentes.

El segundo (latente) circula por los prejuicios sociales, los preconceptos, los mitos, los códigos lingüísticos, las “frases hechas” que subyacen a toda forma de convivencia y que configuran una “consciencia colectiva” que regula el sistema de relaciones interpersonales.

El cambio social y el Derecho: relaciones recíprocas

El Derecho es un elemento de control social que convive con costumbres, opinión pública, religión, moral, mitos y creencias.

Es un instrumento que regula la vida social. Gracias a la precisión de sus preceptos y sus sanciones le asignan al comportamiento humano un grado de certeza que ningún otro tipo de control puede alcanzar.

Por ejemplo, la ley de divorcio promulgada en Argentina (1985) surge como respuesta a una situación social que de hecho se había impuesto en nuestro país; (que denota un cambio en la estructura familiar). El Derecho se convierte en un elemento de transformación social.

El Derecho puede impedir cualquier intento de modificación o alteración del orden ya establecido socialmente.

Constituirse en un obstáculo cuyo poder creativo asegura la estabilidad y conservación del status quo, esto es propio de sociedades con estructuras cerradas (India) donde el derecho no se distingue de los preceptos morales y doctrinas religiosas.


Leandro Mata
(Febrero 2009)

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