

“Cada provincia, cada ciudad, cada pueblo, debería escribir la historia local de sus desaparecidos y así todos podríamos conocer quiénes fueron realmente “los desaparecidos”: mártires que sobreviven en el silencio, en cada murmullo, en la inmensidad de los campos, en cada soplo del aire que acaricia la tierra regada con su sangre”. María Isabel “Chicha” Chorobik de Mariani, epílogo del libro “El Informe 14” de Norberto Asquini y Juan Carlos Pumilla.
Desde el año 1998 la Cámara Federal nombró al Equipo Argentino de Antropología Forense como perito para investigar causas de inhumaciones clandestinas.
El cementerio municipal de Avellaneda fue el primero al que se enfrentaron con un número abultado de fosas comunes. Entre abril de 1976 y enero de 1978 ingresaron más de doscientos cuerpos no identificados (N/N).
La justicia pidió que las investigaciones se realizaran en el sector 134 del cementerio (área de aproximadamente doscientos metros cuadrados). Como medida inicial el equipo dispuso excavar el lugar que se encontraba lleno de basura y vegetación.
Para dichas excavaciones se trazaron cuadrillas (de dos metros y medio tanto de largo como de ancho), técnica arqueológica, junto a minuciosos relevamientos escritos, fotográficos y bibliográficos.
Entre las distintas fosas comunes, encontraron a través de las “carátulas blancas” (tituladas con un número y una letra), informes, “enfrentamientos fraguados o clandestinos”, y archivos que indicaban “atentado y resistencia contra la autoridad”, que sería el destino de muchos cuerpos hasta entonces no identificados.
En una de las fosas, se estableció que había once cuerpos, nueve de sexo masculino y dos de sexo femenino. Fue a partir de los análisis genéticos y con la aparición de los restos de Liliana Molteni, la identificación de mujeres resultó más accesible -el número de desaparecidos como N/N fue menor (informes de la CONADEP) - que existió la posibilidad que se encontrarán los restos de Daniel Elías.
El EAAF logró identificarlo por la muestras de sangre de sus familiares, y por las sucesivas investigaciones que se llevaron adelante. Sobre Daniel, apareció un informe médico que lo describía como un cuerpo no identificado, con causa de muerte por hemorragia aguda, junto con material investigado, entre otros datos, una carpeta que establecía, fecha: 20 de julio de 1976, lugar: Lomas de Zamora, Costas de Sarandí, cementerio: Avellaneda.
Del sector 134 se recuperaron más de 330 cuerpos de los doscientos que se estimaban que habría. De cada uno de los esqueletos se procedió al lavado, remontando las piezas, proyectiles, perfiles biológicos, edad (en su mayoría personas entre los 20 y 35 años), sexo, datos genéticos y muestras de sangre de los familiares que colaboraron en el proceso de reconstrucción de la identidad.
Si bien la meta es la identificación de los restos, no obstante, la restitución y el acompañamiento familiar y social, genera finalmente la devolución total de la identidad.
Leandro Mata
(Noviembre 2008)
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