APUNTES SOCIOLÓGICOS (4° Parte - A)

Breve recorrido por los conceptos cultura, cambio y conflicto cultural, y cultura argentina

Cultura, Cambio y conflicto cultural

Tylor define el concepto cultura en sentido etnográfico como “aquel todo complejo que incluye el conocimiento, las ciencias, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres y otros hábitos y capacidades adquiridas por el hombre en cuanto miembro de la sociedad”.

Se advierte, 1) que no se trata de un concepto en el cual los elementos se hallen fijados taxativamente, debido a que cultura (como concepto) deja abierta la definición a cualquier otra “capacidad” u “habito social”; 2) los elementos que integran este término se refieren a una acumulación progresiva de las manifestaciones características de la creatividad humana: arte, conocimiento, o sea, aspectos que liberan al hombre del control de la naturaleza; pero le faltaban contenidos vinculados a la historicidad, integración, determinación de la conducta, que constituirían el núcleo del concepto del siglo XX; 3) entre los elementos mencionados hay dos grupos divisibles: los conocimientos, creencias, arte, preceptos morales y leyes que se pueden considerar como productos; y otro grupo compuesto por las capacidades, costumbres y hábitos adquiridos por el hombre, en tanto miembro de la sociedad. A ambos grupos de elementos no se los puede tratar del mismo modo. Los hábitos están “enclavados” en la sociedad, pero tan pronto dejan de influir en los hombres y sus relaciones “mueren”. En cambio, los conocimientos y los sistemas de creencias son productos que conservan gran importancia.

El concepto de cultura según Kluckohn es un conjunto de atributos y productos de las sociedades humanas, de la humanidad, que son extra somáticos y transmisibles mediante mecanismos distintos de la herencia biológica.

Para Linton “una cultura es la configuración de la conducta aprendida y de los resultados de la conducta, cuyos elementos, comparten y transmiten los miembros de una sociedad”.

El término “configuración” significa que tanto la conducta como sus resultados componen la cultura, organizados en un todo que sirve de modelo. La expresión resultado de la conducta se refiere a fenómenos de dos tipos totalmente diferentes: los psicológicos y los materiales.

El primer tipo (psicológicos) abarca aquellos resultados de la conducta que están representados en el individuo por los estados psicológicos y comprende las actitudes, los sistemas de valores y el saber. Y los segundos (materiales) son aquellos resultados materiales de la conducta, es decir, los objetos que habitualmente han fabricado y utilizado los miembros de la sociedad. Ésta es la “cultura material” de una sociedad, e integra la configuración cultural.

Por “compartir” se entiende que una determinada pauta de conducta, actitud o conocimiento, es común a dos o más miembros de una sociedad, sin implicar una actividad de cooperación o propiedad conjunta.

Transmitir las configuraciones culturales se traspasa de generación en generación y duran más que la vida de cualquier miembro de la sociedad.

La cultura es simbólica. Se pasan a través de programas genéticos, mientras que la cultura se genera simbólicamente.

El lenguaje tiene por objeto la comunicación humana a través de significaciones que corresponden a los símbolos. Sin la transmisión fácil y exacta de ideas que hizo posible el lenguaje, la cultura nunca hubiera llegado a existir.

Según Fucito los tipos de lenguaje se distinguen en: a) natural o vulgar que es el que comparte una comunidad. Los naturales transmiten descripciones, emociones y cualquier tipo de mensaje. Pero como no requiere una precisión muy exigente, se encuentran numerosas ambigüedades (imprecisiones de significado) y vaguedades (existencia de dos o más significados para la misma palabra). El avance de la ciencia requirió de la creación de lenguajes artificiales; b) artificiales: lenguaje científico con fines específicos propios. Los lenguajes técnicos son significados restringidos a través de definiciones más precisas (sociología, derecho y psicología); mientras que los formales se utilizan cuando los requerimientos de la ciencia no permiten la inevitable vaguedad o ambigüedad que, a pesar de todo, tiene el lenguaje técnico (matemática, gramática, física).

Los sistemas de comunicación en la sociedad tradicional y en la moderna.

En las sociedades tradicionales se transmite por contacto directo, son canales de comunicación simples. Cada miembro se comunica con sus compañeros en base a una relación de individuo a individuo, cara a cara, directa y personal. Sólo en la sociedad tradicional puede darse un tipo de comunicación tan inclusiva. Ella presupone un tamaño limitado, escasa población y un mínimo de diferenciación social.

Esta situación llegó a un final definitivo con la aparición de la imprenta y de los tipos móviles, cuya invención constituyó un acontecimiento revolucionario en la transformación de la sociedad humana.

Con la imprenta vinieron los panfletos, el periódico y la revista, cada uno de ellos un vehículo para la circulación rápida de ideas y mensajes culturales, que se expandieron a través de la sociedad a una velocidad inusitada.

Cultura social

El estado de una cultura determina el estado social de una sociedad. De la misma manera la cultura va a determinar el tipo de sistemas social de la sociedad funcional o crítico; progresista o conservador, entre otros, y el carácter de la propiedad (privado o público) y su uso.

La cultura ético – ideológica

Los valores son juicios de deseabilidad, que se atribuyen a toda clase de objetos y hechos.

Se entiende sobre conocimientos que toda sociedad posee un grado elevado de conocimientos “objetivos” (o científicos) sobre la naturaleza y la sociedad. Los pueblos, de los más primitivos a los más avanzados en complejidad cultural, todos saben cómo enfrentarse con la vida cotidiana.

Las creencias son convicciones firmes sobre la naturaleza última de la realidad, cuya verdad o falsedad no tiene por qué ser empíricamente comprobable. En sociología importa por dos razones: a) porque son representaciones colectivas; b) porque determinan la acción social, la cohesión social y otros modos de conducta humana, son poseídas sin exámenes racionales y sometidos emocionalmente.

Sobre las normas sociales se considera que, en la sociedad humana existe, por una parte, un sistema normativo, que expresa lo que debería ser, y por otra parte, un orden fáctico que encarna lo que es.

El orden normativo actúa como determinante del orden fáctico, o sea, determinada la conducta humana mediante la incorporación de ellas por los individuos. Y estas normas poseen un elemento (el normativo) que es, en parte porque el orden normativo es lo que es. Por medio de ellas, la sociedad humana regula a la conducta de sus miembros en forma tal, que éstos ejecutan actividades que llevan necesidades societarias.

A su vez, el orden fáctico ejerce una influencia sobre el sistema normativo, porque las normas tienen que referirse siempre a acontecimientos del mundo real y tienen en cuenta la situación fáctica. Estas normas tienen que representar concretamente las relaciones entre los acontecimientos reales si se quiere que tengan algún efecto.
Como sistema normativo trata de lograr resultados en el mundo fáctico; está sometido a constantes modificaciones por los sucesos de ese mundo.

Por consiguiente, cuando se habla de la sociedad humana, se refiere al conjunto de relaciones entre los miembros, y también al conjunto de normas. El hombre no puede vivir sin normas.

Es necesaria la existencia de normas en una sociedad, pues, el hombre no nace innatamente amplio, socializado y adaptado a su sociedad, sino que estas normas (en su sentido más amplio) van a contribuir para ello.

Los usos sociales son prácticas relativamente estables, uniformadas, que se consideran obligatorias en la situación apropiada, pero no absolutamente obligatorias, puestas en vigor por controles sociales informales (murmuración, ridículo, ostracismo) antes que por las demanda o por la creación formal, y tiene su origen de una manera no planeada antes que en forma deliberada.

Las sanciones son, también, usos sociales y consisten en general en represalias informales.

Las costumbres se relacionan con las necesidades fundamentales de la sociedad, lo hacen en forma más directa que los usos. Representan el núcleo más sólido del sistema normativo. No necesitan justificación, existen por su propio derecho.
No están sometidas al cambio deliberado o al análisis y si son criticadas provocan enérgico castigo contra el crítico, o sea, que los miembros de la sociedad comparten sentimientos altamente favorables a las costumbres.

La institución es el conjunto de usos sociales, costumbres y leyes entrelazadas, construidas en torno de una o más funciones. Es una parte de la estructura social que se destaca por la solidez de su organización y por la distinción de sus funciones.

La ética y la moral son el sentimiento de lo “bueno” y lo “malo”. Presentan ciertas dosis de principios y requiere firmeza de carácter en la propia conducta. La norma no sólo se observa simplemente porque sea tradicional o porque otros la observan sino porque se adapta un principio abstracto de justicia, fuerza, equidad y verdad.
La religión es un conjunto de creencias que implica una práctica o ritual y una organización social, al tiempo que sanciona una moral determinada para sus fieles (de índole sobrenatural).

Sobre la ley se puede mencionar que el orden jurídico es un sistema normativo sancionado por el Estado, cuyo incumplimiento acarrea sanciones impuestas coactivamente por órganos específicos de ese mismo Estado.
El derecho es otro elemento de la configuración cultural, y la misma cultura es la que va a determinar el contenido de éste. La norma jurídica recoge y condensa lo que para la sociedad en un determinado momento resulta trascendente para la vida social.

Cultura y derecho. Relaciones.

En todas las sociedades por muy diversas que sea su cultura, existen ciertos actos considerados ilícitos y prohibidos, y los demás, lícitos y permitidos. Así, encontramos en prácticamente todas las sociedades los universales – culturales, como por ejemplo, una lengua gramaticalmente compleja, un sistema familiar, los rituales religiosos, el derecho de propiedad, o la prohibición del incesto, entre otros. Sin embargo, los valores y las normas de comportamiento consecuentes varían enormemente de una cultura a otra.

Una subcultura es una cultura más pequeña dentro de una mayor, y que a pesar de sus valores distintivos comparte elementos que forman parte del sistema cultural más amplio. Hay tres grandes tipos: a) convergentes: se hallan en proceso de ser asimiladas por una cultura general; b) persistentes: si convergen lo hacen muy lentamente. Insisten en mantener sus formas de vida; c) contra-cultura: surgen como reacción en contra de la cultura dominante. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que no rechazan totalmente las normas sino que dan la impresión de recalcar especialmente ciertos valores y excluir absolutamente otros.

Cambio cultural: Ninguna cultura permanece inmóvil. Se deben observar fenómenos culturales de transformación relativamente circunscriptos y concretos como es la disfunción cultural y la aculturación. La primera (disfunción cultural) está relacionada con la verificación de una transferencia “concluida” y no necesariamente implica contacto entre dos culturas distintas. La aculturación se vincula con un cambio en trance a efectuarse.

Resistencia al cambio cultural

Existen dos formas de resistencia al cambio: la localizada al principio del proceso de contacto cultural o aculturación, y la contra-aculturación, ubicada en la etapa terminal. La resistencia al cambio supone rechazo activo al cambio.

La contra- aculturación toma la forma de “nativismo”, y aparece cuando ya iniciado el contacto cultural los indicadores comienzan a percatarse que producen consecuencias desorganizadas y destructoras de la cultura receptora.

Leandro Mata
(Febrero 2009)