
El cine nacional es ante todo, la excusa que nos permite reencontrarnos con nuestra historia. No es en vano que al final de una producción cinematográfica la primera sensación que nos invada sea la nostalgia. Dentro de este marco, resulta inevitable rescatar a Marcelo Piñeyro.
Sus films retratan los diversos matices que atraviesan la historia argentina a lo largo de seis películas épicas en la trayectoria del cine nacional. “Tango Feroz”, “Plata Quemada”, “Cenizas del Paraíso”, “Caballos Salvajes”, “Kamtchatka” y “El Método”, que lograron traducir a la sociedad durante el peronismo y su proscripción, el surgimiento del rock nacional, tiempos de dictadura militar, los diez años menemistas, y en momentos actuales, la crudeza de un capitalismo que no atenúa su salvajismo.
Los elementos centrales comunes en sus producciones remiten a la marginación, discriminación, clandestinidad, proscripción, sexo, prejuicios a la homosexualidad, oscuros manejos de la policía, la libertad, y el encierro.
Las diferencias sociales que se ven reflejadas en torno a amores imposibles -o no-, acompañan a la carencia de solidaridad, desamor y enfrentamientos entre viejos valores y libertades.
Tal vez, entre sus logros más destacados se podrían considerar la notable adaptación literaria que tuvieron al ser transformadas en producciones cinematográficas “Kamtchatka”, “Plata Quemada” y “El Método, posibilitándole recibir en varias oportunidades distintos galardones al mejor guión adaptado.
También cabría resaltar algo más minucioso pero no menos importante, como lo son aquellas construcciones discursivas que quedarán marcadas para la posteridad. Frases como “El amor es más fuerte”, “En la cárcel me hice puto, timbero y peronista”, “La puta que vale la pena estar vivo”, “Que la tortilla se vuelva que los pobres coman pan y los ricos mierda, mierda”, y “¿Hasta dónde tenemos que competir? ¿Hasta quitarnos los ojos?”, son expresiones genuinas que aun forman parte de nuestro vocabulario cotidiano.
A modo de conclusión, cabe señalar ciertas particularidades, entre ellas, la participación de los medios masivos de comunicación, influenciando sobre la gente ya sea informando o desinformando, una necesidad impostergable de descubrir la identidad propia frente a las distintas persecuciones constantes, la paranoia, la muerte presente tanto explícita como implícitamente, la estrategia, la militancia política como medio de vida, el roce al anarquismo y la extorsión. Todas estas, piezas de una estructura, que están acorazando al sentimiento de familia como concepto superador de institución, como el objetivo de todo ser humano, ya sea en el intento de constituirla, formar parte o conservar el núcleo y/o esencia de cada una. En síntesis, la idea de honrar a la familia ante todo.
Leandro Mata y Germán Uriarte
(Agosto 2008)
No hay comentarios:
Publicar un comentario