
Discos.
Luís A. Spinetta – “Un mañana” (2008)
Introspectivo. Spinetta remueve el avispero con “Un mañana”, su último trabajo que salió a la luz para completar la trilogía anteriormente comenzada con “Para los árboles” (2003) y “Pan” (2005).
Grabado en el Barrio de Belgrano, en su estudio personal La Diosa Salvaje, el ex Almendra parece coronar el mote de autodidacta que ha forjado en todos estos años.
Doce canciones doce, componen el álbum que junto a la complicidad de Nerina Nicotra en bajo, Sergio Verdinelli en la batería y Claudio Cardone en teclados; más la impronta de solos de viola aportados por el uruguayo Nicolás Ibarburu, Sartén Asaresi, y Baltasar Comotto (convocado por Spinetta desde la banda del ahora solista Indio Solari), concluyen una pieza doctrinal metódica, pero por sobre todas las cosas: lúcida y coherente.
Silencioso como un caracol, Spinetta da pocas notas. Algunos lo han tildado de fóbico, otros de estrambótico. No obstante, este disco parece cristalizar la idea de que para el flaco las palabras tienen mucho peso y que cuando se habla se tiene que decir algo importante, o mejor aún, grabar un disco. Porque para agradecer o decir lo que siente, su abstracción musical es la mejor de las pócimas y la forma genuina que a la que Luís suele acudir, como en “No quiere decir”, donde sobre el final del tema, concluye afirmando que “mientras el cielo brille amor, por ti yo esperaré”. Así de claro, sin rarezas, ni vueltas, ni entramados. Liso, llano, pero no chato.
En este, su disco numero 36, también hay lugar para su padre, Luís Santiago Spinetta, a quien pertenece la letra de “Hombres de luz” que promedia la placa y que junto a “Canción de amor para Olga” tema que parte al trabajo y está compuesto por Cardone, son los únicos dos tracks que escapan a la mano de obra del flaco.
Para destacar, dos temas que a mi opinión personal sobresalen del resto “Tu vuelo al fin” y “Mi elemento”. Esas apariciones geniales que son propias de un gran artista y que demuestra como en dos piezas de más de cinco minutos cada uno, todos los arreglos y los instrumentos están ajustados para que nada empalague al oído prolijo de los que lo escuchan, como el disco en sí.
En fin, un trabajo del cual hasta al más spinettista de todos los spinettianos debe estar orgulloso.
Germán Uriarte
(Enero 2009)
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