
Estimado César Luis:
Como sé que le debe estar sorprendiendo mi correspondencia, le quería enumerar ciertas aclaraciones pertinentes para que usted entienda el motivo de mi carta.
Tal como usted habrá visto en los diarios, EEUU propone un nuevo plan contra el calentamiento climático.
Para ponerlo en tema, le cuento que la iniciativa la dio a conocer el presidente George W. Bush y plantea un acuerdo donde los 15 países que más contaminan en el mundo, limiten las emisiones de gases que producen el efecto invernadero. El anuncio es llamativo porque Washington se negó a firmar el protocolo de Kyoto, donde ya están estudiadas y previstas todas las normas contra el calentamiento global.
En realidad esto fue el disparador que me llevó a pensar en que sí un genocida como Bush puede pedir conciliación con otros países, nosotros que provenimos: usted de la filosofía y yo de la medicina, pero que a fin de cuentas, sólo somos técnicos con puntos de vista distantes, podemos de alguna forma, hacerle un bien a nuestro país, reconciliándonos.
No seguiré desarrollándome debido a que quizás su intención sea repudiar esta iniciativa que he tomado, por lo que si le parece apropiado entablar este diálogo, espero su respuesta.
Saluda atte. Dr. Carlos Salvador
Estimado César Luis:
Entiendo su respuesta y a este punto quería llegar. No obstante, para que tal situación sea real, necesito que aclaremos ciertas cuestiones que nos ubican hoy, en una situación tal, que no podamos llegar a compartir ningún espacio físico conjunto. Por lo que me parece la mejor formar saldar ciertas discusiones bajo la metodología de la carta escrita, y no del e-mail como usted propone.
En principio no es mi intención juzgarlo por haber sido de alguna forma, el técnico de la selección nacional en tiempos de dictadura militar, ya que como alguna vez les dije a mis jugadores, no hay que mezclar un deporte con las cuestiones políticas nacionales, incluso cuando el fútbol es usado como cortina de humo por los que tienen el mando de disponer el rumbo de nuestra nación.
No lo hago a usted culpable ni mucho menos de lo que tiempo atrás ha sucedido.
Aclarado este punto en particular, me gustaría poder avanzar en el tema deportivo que es en realidad eso y no otra cosa, lo que a ambos nos compete. Espero su respuesta ansiosamente.
Saluda atte. Dr. Carlos Salvador
Estimado César Luis:
Entiendo sus motivos expuestos y como anteriormente le he explicado, no es mi intención abrir ese debate. Sin embargo, hay una diferencia que es radical, usted fue campeón en el 78’ con todo lo que eso implica, y en cambio, yo lo fui afuera de casa y sin ninguna “ayudita”. Pero ahí me detendré.
Tampoco es mi intención ofenderlo argumentado que usted llegó a la selección habiendo ganado un sólo campeonato como técnico con Huracán en el 73’, y que su trayectoria como jugador nadie la recuerda. Pero mucho menos, quiero humillarlo haciendo alardes de que fui yo quién a usted lo sacó de ese banco de suplentes nacional. Y aún menos, es mi intención ponerle sobre la mesa mi trayectoria reconocida como jugador de Estudiantes de La Plata, en dónde obtuve un Metropolitano Nacional, dos Libertadores de América y una final Intercontinental contra el Manchester United. Ni tampoco, es mi intención refregarle, mi subcampeonato del mundo, luego de haber sido campeón del mundo cuando usted fue despedido en mi reemplazo.
Por eso, mejor dejo esto que creo que ya ambos lo conocemos bien, y avanzo en lo que le quiero decir.
Sin meterme en la situación nacional, sólo quiero decirle César Luis, que usted no atravesó eliminatorias previas a la Copa del Mundo debido a que se le otorgó la plaza por ser local. Fui yo quién tuve que sufrir hasta último minuto contra Perú en el Monumental el terrible riesgo de quedar afuera de la Copa, y la posterior clasificación al mundial me adjudica un punto más en todo el proceso de Méjico 86’.
Si yo no lo hubiese metido ese día al “Flaco” Gareca, no hubiésemos clasificado.
Decididamente, no hubiese habido ni gol contra los ingleses, ni la “mano de dios”, ni Argentina Campeón del mundo, ni un carajo. Y la presión y la clasificación la obtuve como un grande. Clasificación que ha usted le dieron servida. Pero sigamos…
¿Qué me decís de Kempes, eh?. No figuró en tus primeras dos tandas de jugadores convocados. Tuviste que esperar hasta que Rodolfo Kraly, un colaborador que tenías, porque ahora sí se usa lo de los colaboradores, pero en tú época “flaco” los colaboradores no existían, y vos ya tenías uno, yo… yo ocho años más tarde, qué digo ocho, doce, doce años más tarde, porque ni en el noventa siquiera tuve colaboradores, apenas lo llevé a Italia al utilero Galíndez que llevaba un poco de agua a los muchachos, y nada más.
¿Y vos tuviste que esperar a que Kraly te dijese llevalo a Kempes? Gracias a dios que te convenció ese hijo de puta, porque nos quedábamos sin campeonato mundial hermano.
Era Kempes, Kempes, todavía no le decían “El Matador” pero ya era Kempes, y no tuviste ojo, a quién mirabas… ¿Quién hubiera vacunado a los holandeses sino llevabas a Kempes? ¿A quién querías llevar? Al paraguayo Cabañas. Si era de Paraguay Cabañas y recién se hizo famoso en el 92’, cuando salió campeón con Boca. Cómo lo ibas a llevar al paraguayo a la Selección Argentina y encima tantos años antes.
Creo que esta cuestión merece irremediablemente una respuesta para poder avanzar en este diálogo. La espero apasionado.
Saludos, Carlos
Leandro Mata
(Agosto 2008)
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