
Ya sé que fue con la mano
Aquél gol a los ingleses
Se ha visto un montón de veces
La imagen en primer plano,
Mostrándolo a ese paisano
Genio, zurdo y morochazo
En el aire abrirse paso
Para ganarle al arquero,
Y así estampar el primero
De un pícaro puñetazo…
(…)
Fue con la mano, ya sé
Y no vale de esa forma
Pero, qué importa la norma
Si el adversario es inglés…
Entonces, bendito el diez,
“El pelusa”, el diego, el nene,
Que D10S de dicha lo llene,
No necesita perdón,
Pues quien le roba a un ladrón
Cien años de perdón tiene
(Poema anónimo dedicado a Maradona, www.diegoarmandomaradona.com)
Hechos como el bombardeo a Plaza de Mayo, la Guerra de Malvinas, o, las muertes de figuras populares como Carlos Gardel y Rodrigo Bueno, permiten convalidar que junio “atenta” contra nuestra patria.
Estos hechos de la historia reciente tienen un antecedente que, también, se da en el mes en cuestión: las invasiones inglesas.
Sin duda, una de las tragedias más terribles para un pueblo es ser colonizado por otro. El proceso de invasión que ejerció Gran Bretaña sobre Buenos Aires, se inició entre el 25 y 27 de Junio de 1806.
En sólo cuarenta y ocho horas, menos de mil seiscientos ingleses tomaron, controlaron y organizaron una ciudad de sesenta mil habitantes.
Si la ciudad que, en ese entonces, era puerto principal del comercio marítimo, no hubiese tenido un virrey ineficaz, inactivo frente a la problemática, cobarde como Sobremonte (terminó huyendo) y le hubiera hecho frente a la invasión, se recordaría el 27 de Junio como el día en que unos pocos ingleses tomaron una postura suicida al querer dominar a Buenos Aires. Sobre este punto cabe aclarar que la opinión difiere entre los historiadores, Félix Luna en “Breve historia de los argentinos” avala la conducta de Sobremonte ya que, ante su apreciación histórica, dicho virrey, cuidaba el oro del puerto. A diferencia de Félix Luna, Felipe Pigna en “Los mitos de la historia argentina” critica duramente la acción de Sobremonte.
Finalmente, puede decirse que, como pobre consuelo histórico de un mes que no nos quiere, el 22 de junio de 1986, los argentinos festejaban empapados en gritos de felicidad (Inglaterra derramaba lágrimas y asombro) debido a una sola persona, una mano y a un pie izquierdo.
“…Lo marcan dos, pisa la pelota, arranca por la derecha el genio del fútbol mundial, y deja el tercero y va a tocar para Burruchaga… Siempre, ¡Genio!, ¡Genio!, ¡Genio!, ta, ta, ta, ta, ta, ta, ta, ta,… ¡¡¡Gol!!! ¡¡¡Gol!!! ¡Quiero llorar! ¡Dios Santo! ¡Viva el fútbol! ¡Golazo!... Es para llorar perdonenme… En una corrida memorable, en la jugada de todos los tiempos, barrilete cósmico ¿De qué planeta viniste? Para dejar en el camino tanto inglés, para que el país sea un puño apretado gritando por Argentina.
Gracias Dios, por el fútbol,… Por estas lágrimas, por este Argentina dos, Inglaterra cero.” (Relato de Víctor Hugo Morales)
Leandro Mata
(Agosto 2008)
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