lunes, 18 de mayo de 2009

"SOY UN CANTANTE DE JAZZ DE PROTESTA" (Última parte)


Sos de alternar monólogos de humor con música ¿Eso viene de la época tuya donde recorrías escenarios con Sumo o apelas a la espontaneidad?

Es una forma de hacer más llevadero el concierto. Cuando uno enfrenta un concierto de música instrumental afronta una cosa que puede llegar a ser un plomo infernal para la gente, incluso, para uno. Entonces por ahí tocamos tres o cuatro temas instrumentales, con solos de un músico o de otro y de repente se torna un plomo y ahí es como que agarro el micrófono y empiezo a deformar con lo que me pasó. Se me ocurren cosas que observé en el pueblo en el que estoy, de cosas que leí de repente en el diario, improviso un monologo que toma ribetes de stand up sin querer. Se torna una situación humorística que la desarrollo hasta que da, hasta que me retorna las ganas de seguir tocando, de seguir escuchando a mi banda y ahí empezamos a tocar tres o cuatro temas al hilo y vuelvo a hablar, pero es muy espontáneo, no lo tengo planificado.
Lo que me saca los nervios es esa cuestión, es romper esa barrera con el publico que esta ahí. Cuando yo rompo eso y ya hay comunicación se me van los nervios porque es como estar hablando con ustedes pero con 200 o 300 tipos, pero es la misma situación.

¿Cómo definís a tu banda, más cercana al jazz o al funk?

Mi banda es una banda de músicos que tranquilamente pueden tocar jazz a muy buen nivel, pero el líder es medio rockero. Yo escuché más a Spinetta que a Louis Amstrong. Y escuché mas al rock nacional o el rock sinfónico, Pink Floyd que el jazz.
Entonces tengo una información cruzada. Muchas veces a mi me dijeron vos sos el mas rockero del jazz y el mas jazzero del rock. Estoy medio en ese lugar raro.

Trabajaste con Castello, estás con Dolina, el programa Falso Impostor va perfecto, la banda genial, ¿qué proyecciones estás planeando? ¿Cómo te sentís hoy?

Son personas que yo idolatro, soy fan de ellos, fue un gusto laburar con Adolfo Castello, fue una gran satisfacción personal y profesional. Yo tengo la suerte que el que me llama a mi a laburar ya sabe quien soy y eso te tranquiliza un montón, es como que no tenes que dar el examen de ingreso.
De junio en adelante va a ser un año de varias apuestas mías que no son nuevas, pero que finalmente este año van a salir. Van a ser tres libros que ya los tengo escritos y entregados a las editoriales.
No es fácil encontrar la editorial justa porque es como una novia. Son tres libros muy distintos, dos salen en este año y el otro sale en el 2010. Los tres salen con editoriales distintas, con lo cual es una deformidad todo.
A través de Enrique Symns, conocí a la gente de editorial Cuenco del Plata que es una editorial de libros más artísticos que sacaron sus libros. Uno es acerca de mi vida musical -anécdotas de la época de Sumo, del rock, del jazz, conversaciones que grabé con músicos en las que conversamos de cualquier temática - es como una especie de blog, pero convertido en un libro de mi vida musical. Ese sale primero.
Después sale la biografía de Narciso Ibáñez Menta, que la escribí con un amigo y que trata la vida de un personaje, actor y creador de criaturas terroríficas. Ese sale en octubre por El Corregidor.
Después en el 2010 saco un libro con Editorial Planeta, un libro de reflexiones mías pero de humor, de cosas que nos pasan. Todavía no tengo el título. Son cosas de la argentinidad, de lo “tilingo” que somos nosotros, de la sociedad en la que vivimos, los caretas, tiene reflexiones acerca de los medios, acerca de Tinelli, pero es un libro de humor, muy satírico, muy irónico.
Musicalmente, el 30 de mayo en La Trastienda, vamos a hacer una cosa con Los Cabernet que es el grupo del hijo del negro Dolina, es un concierto que lo vamos a tocar en tres o cuatro lugares, uno de ellos es La Trastienda, después La Plata, Lomas de Zamora y Rosario.
A partir de que empecé a laburar en “La Venganza Será Terrible”, pegué mucha onda con el hijo del negro, Alejandro, y con Manuel que canta también a la noche, y es una cosa que parte más de una simpatía mutua que nos tenemos que de un proyecto ambicioso y musical.
Lo cierto es que también estoy sacando un nuevo disco a mitad de año y voy a tener que hacer un montón de presentaciones con mi banda.

¿Va a estar Gustavo Cerati ahí, no?

Al final no va a estar. Mirá, con Gustavo tuvimos una negociación porque tengo buena onda con él y él tiene buena onda conmigo. Tenemos una afinidad, una especie de buena amistad que surge a partir de que el escuchó un disco mío “SúperChatarra” y me hizo unos comentarios muy buenos. A Cerati yo ya lo tenía clarísimo.
Después en el año 2000, lo llevé a tocar a “Fútbol de Primera”, sólo con la viola y ahí pegamos más onda. Después me invitó a Córdoba a ver a Soda Stereo y fui, y terminamos tocando en River con la banda. Después, surgió la posibilidad de que lo entrevistara acá en Rock and Pop, y él me dijo “lo único que nos falta es grabar algo juntos”, me lo dijo así, al aire y yo le dije “bueno loco, te tomo la palabra, vamos a grabar”.
Nos juntamos en su estudio hace un tiempo y nos destapamos una botella de vino y después nos destapamos otra y no grabamos un carajo. El me empezó a mostrar los temas nuevos que estaba grabando, y nos empezamos a colgar. Le empecé a mostrar mis temas, nos pusimos a hablar de un montón de cosas ¡y era el día que teníamos que grabar! Se hicieron como las cuatro de la mañana y no dio.
Fue a fin de año, él en enero ya se iba a Punta Del Este con los hijos y la novia. Y yo, en un ínterin metí todas las violas con otro violero, no de mala onda, sino porque tenía a Baltazar Comoto, que es mi guitarrista. En todos los huecos que iba a grabar Gustavo, metió violas Baltazar y quedaron buenísimas y ya dije, “bueno loco no toquemos esto, déjalo así y yo me arreglaré con Gustavo, haremos algo en otro momento”.

¿Qué te pasa cuando tenes que entrevistar a personas que admiras cómo en el caso de Spinetta? ¿Cómo logras separarte de esa admiración?

Es difícil, porque uno tiene que vivir la vida de una forma genuina. Yo no me puedo hacer el canchero con Spinetta, no es honesto de mi parte. Yo siento una gran admiración por él y la entrevista está hecha desde ese lugar. Yo alguna vez le dije “Loco, pero vos sos Spinetta” y el me dijo “pero vos sos Gillespi”. Pero yo no soy Gillespi, él es Spinetta. Yo no soy fan mío, yo no me la creo de mí porque yo soy un tipo común y desde ese lugar le hice la entrevista.

Hay un tema tuyo que se llama Sr. Méndez y es una crítica al menemismo, pero la gente no lo entiende porque es instrumental ¿Cómo es una crítica a alguien desde lo instrumental?

Fue ese el móvil del tema, lo que me llevó a componerlo. Fue el menemismo que me parecía un cambalache. Menem me parece un ser cambalachesco, ni siquiera me atrevería a decir que es un hijo de puta, porque en realidad es un emergente del país que vivimos nosotros que es todo así, o sea, yo no sé qué tan malo es, más que Macri o más que tanto que están dando vueltas y que la gente los vota. En ese momento me parecía un delirio el Menem que estaba con los Rolling Stone y que después iba a jugar al básquet.
Es un tema que es una cosa cambalachesca, es medio grotesco, desde la melodía, es un tema para Menem que en mi material pasó desapercibido, que no se sabe, no se transmitió esa idea ni en pedo, y no me acuerdo en que concierto lo dije públicamente y la gente se cagaba de risa como si estuviera contando un chiste. Entonces digo “pero muchachos soy compositor de jazz de protesta”. Causó gracia y quedó así.

¿Por qué no se consiguen tus discos?

El disco es un reflejo de un momento, al igual que los conciertos. Yo hago esas cosas movido por una energía muy infantil. Yo hice una Trastienda hace poco, antes de fin de año y se agotaron las entradas y mi manager decía “Hagamos diez más”. Pero yo quería tocar una sola vez, porque tenía un montón de obligaciones y me pasa lo mismo con los discos. Como soy independiente y soy mi propio dueño…
Ahora este nuevo disco sale por Sony, que es una gran empresa y ahí surgió ese tema: "¿por qué no reeditamos, ya que todos los discos son tuyos, contractualmente no estas ligado a nadie por qué no agarramos, aprovechamos y sacamos todo lo anterior por Sony, con una buena distribución?" y... lo estoy evaluando. Es muy posible que ahora se consigan todos y si arreglo eso...van a levantar una baldosa y van a salir tres discos míos.
La verdad es que me colgué. Es cierto que mucha gente me dice que los discos no están, pero también están pirateados o por Internet.

¿Te jode que aparezcan discos tuyos pirateados?

Es ridículo. Mira, Piaget decía que la inteligencia es el poder de adaptarte a las nuevas situaciones. O sea, si yo me quedo aferrado, abrazado a un compact, diciendo “esto no se puede duplicar”, soy un estúpido. Evidentemente no me adapté a los nuevos tiempos, con que haya un cd, hay diez millones a los dos minutos.
Yo creo que el gran dilema de este momento de la industria discográfica, es justamente cómo se puede superar esta situación. A mi en lo personal, no me preocupa para nada, porque no te la voy a caretear y hablo en nombre de todos los músicos, los músicos ganamos plata tocando.
En la piratería el que más pierde es el sello discográfico, el artista no.
Porque si Bersuit se piratea diez millones de discos, lo van a ver diez millones de tipos a River y se la ganan toda, el que pierde es el sello que le banca 200 lucas en un disco a Bersuit que no las va a ver nunca más, que les financian una producción fabulosa y que no la recuperan.
Al músico la piratería no le genera una perdida, lo que pasa es que todos los músicos se solidarizan con su sello. Porque el sello va y te pone 200 lucas y te dice “loco te la estoy poniendo mía viva y el disco al otro día está en Internet, teneme un poco de onda”. Entonces el músico sale y habla y se pone en contra de eso.
En realidad uno gana el 10 por ciento de lo que vende el disco. Te lo digo corto y sin pelos en la lengua para que quede claro. Yo con “Bell Ville”, gane dos pesos por disco y vendí 5.000, gane 10.000 pesos y a esa suma la gano en una Trastienda y es un laburo infernal hacer un disco.
En cambio, voy a la Trastienda, entro con la trompeta, digo “Hola, que tal” y dame la plata. Nada que ver. Por eso es que no me calienta la piratería de discos, yo los regalaría, yo pondría una mina en minifalda con una remera que dice Gillespi, acá en la esquina y regalando compacts. No los cobraría nada a los discos, porque es publicidad que te permite hacer un nuevo show, con nuevos temas y económicamente eso es lo que te rinde

Tuviste la suerte de tocar con muchas bandas y músicos ¿Con quién te gustaría tocar?

Sabes que no pienso de esa manera. Yo no quiero tener como el tipo que se dedican a la caza mayor, la cabeza de Ricardo Mollo, de Charly.
Yo tranquilamente puedo disfrutar de Charly sin tocar con él. No tengo esa cosa de ego, de que necesito tocar con alguien porque me falta esa figurita. Del exterior no me gustaría tocar con nadie. No me interesa. Dejame tocar con mis músicos que son unos divinos.
Ojo, soy un admirador de un montón de grosos de acá, me gusta Charly, el flaco Spinetta, me gusta el Indio, me gusta Andrés, me gustan Los 7 Delfines, me gusta Divididos, Aznar me parece un músico increíble, pero la verdad es que no tocaría con nadie de ellos. Sí, me voy a primera fila a verlos tocar, pero no necesito tocar con ellos, incluso, la mayoría son unos histéricos insoportables...

Es redundante definir a Gillespi, es partir de lo simple, sin vueltas. Es ir a buscarlo afuera del Paseo Colón y acordar un encuentro. Es saber que el tiempo que se invierte en la espera, da sus frutos, es estar frente a alguien que mantuvo sus convicciones, frente a alguien que le compró su primer trompeta a un corista de Iglesia para ir a buscar a Pettinato y salir a tocar con Sumo hace veinte años atrás. Sin intermediarios, ni agenda.
Afuera empezaba a refrescar, suponíamos que el final se acercaba y era saludable hacerlo. La entrevista debía tener una resolución de veinte minutos. Había pasado casi una hora y después de apagar el grabador, seguíamos charlando. Intercambiamos opiniones del estado de los medios de comunicación en la actualidad, de cómo se fueron cerrando las puertas, de la necesidad de reinventarse en tiempos de crisis, de creer en lo que uno hace y hasta de su remera de Miles Davis.
Sobre Freire nos partimos en dos, el por un lado e Ignacio y yo por otro. Nos fuimos masticando alguna consideración final que terminamos de digerir –o no- en una pizzería de Colegiales. Esas cosas que quedan grabadas en las retinas e incisuras y que llevan impresas la estirpe de anécdota y que cómo se sabe y supone, es más rica si se cuenta en un asado con amigos.
Nos colgamos dice Gillespi y eso bastó para definir todo.

Germán Uriarte
(Marzo 2009)

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